La situación crítica por la que atraviesa España va mucho más allá de lo que nuestros gobernantes y la oposición a estos señalan. La problemática económica , con lo gravísima que es, palidece si dirigimos nuestra atención y la comparamos con lo que está aconteciendo en Cataluña.
Estamos siendo testigos del desarrollo de un escenario que muy probablemente desembocará en un
conflicto de dimensiones insospechadas
sino se toman las medidas precisas, y eso sino es ya demasiado tarde para
hacerlo.
La
adormecida, pasiva e irresponsable
población española, incluida por supuesto la catalana, es un actor
más de esta tragedia a la que la inmensa
mayoría asiste como público indiferente.
El
decisivo período histórico del que, querámoslo o no, formamos parte, no es
momento para volver la vista atrás y señalar de modo acusatorio cuales han sido
los orígenes que han dado lugar a que
España haya llegado al punto en el que se encuentra en estos momentos.
Señalar
estos orígenes y circunstancias precipitantes solamente tiene sentido si es
para dejar meridianamente clara la falsedad de esos argumentos
secesionistas que mantienen que lo que
está ocurriendo no es otra cosa que la consecuencia lógica de expresiones
“espontáneas” del pueblo de Cataluña, expresiones que exigen la
conformación de una estructura política
propia y diferenciada que de cauce a aspiraciones nacionales surgidas de modo natural por nadie instigado.
Este
señalamiento retrospectivo también sería
valido para extraer enseñanzas que
permitan desarrollar estrategias y tomar medidas que puedan servir
para conjurar el peligro secesionista
que enfrentamos.
Con
estos dos propósitos nos referiremos a los orígenes de esta situación en la que
la Unidad Nacional se encuentra en serio peligro.
El
origen de todo este dislate lo encontramos en la Constitución de 1978, en la
creación de lo que se ha dado en llamar
“estado autonómico” Constitución que
hablaba de comunidades históricas y sobre todo utilizaba el suicida
término de nacionalidades.
Tras
la muerte de Franco se pensó que
otorgando autonomías políticas y
transfiriendo a las “comunidades
históricas” competencias que en lógica deberían corresponder al al Estado de la
nación se lograría apaciguar los denominados problemas vasco y catalán, todo
ello con la lealtad de los dirigentes nacionalistas.
Craso
error, la experiencia ha puesto de manifiesto que el efecto ha sido el
contrario puesto que esa estrategia
solamente ha servido para enconar aún más las reivindicaciones, primero
políticas y más adelante también territoriales y de soberanía de unos entonces
minoritarios nacionalistas que se han echado al monte convertidos en
secesionistas.
Pero
lejos de rectificar, los sucesivos gobiernos, de uno u otro color político, no
han hecho otra cosa que profundizar en el error al conceder nuevas
transferencias y permitiéndoles infringir la ley, todo esto ha ido alimentando
al monstruo secesionista.
Peor
si cabe una actuación peor, que ha llevado al paroxismo el
nacionalismo-secesionista, ha sido la
concesión de nuevas transferencias en educación siendo ya tres las
generaciones vascas y catalanas, en este artículo nos estamos centrando en
estas últimas, a las que se le ha inoculado
el odio a España y a todo aquello que pueda sonar a español. Se han
servido del idioma propio como seña identitaria no sólo diferente sino
enfrentándola con el resto de la Patria
Se ha manipulado la historia para que estas generaciones vean a Cataluña como un país soberano ocupada por
España.
De
este modo la supuesta espontaneidad de las reivindicaciones nacionalistas y
secesionistas pasarían a ser movimientos plenamente dirigidos.
Si
a esto le sumamos la inactividad culpable de aquellos obligados a hacer que las
leyes se cumplan, como la ley de banderas y todo lo referido al uso del
español, y obligar al cumplimiento de las resoluciones de las más altas
instancias judiciales referidas al uso y estudio del idioma español en las
aulas el coztel explosivo está servido.
El
incumplimiento de las obligaciones de los sucesivos gobiernos, de uno y otro
signo, de imponer las leyes allí donde estas fuesen violadas y la del monarca y
de los Ejércitos de proteger la Unidad Nacional ha llevado a la dramática
situación a la que ahora estamos abocados.
El
paso más reciente que se dio para entrar
en esta vorágine que lleva al
enfrentamiento social se dio al aprobar el ahora vigente estatuto catalán, ya
que se trata realmente de una especie de Constitución de una nación sin Estado,
y desde ahí cualquier manipulación es posible, por mucho que el Tribunal
Constitucional lo considerase perfectamente ajustado a la Constitución.
Si
realmente se quiere enfrentar con éxito
la acometida secesionista es necearlo romper con dos tópicos muy
extendidos entre la derecha patriotera, que no patriota, que se opone al
independentismo aunque su razón no sea
la defensa de la Unidad Nacional por encima de cualquier circunstancia
económica, electoral, de mayorías, etc.
El
primer equívoco se encuentra en no ver en el independentismo y secesionismo
catalán algo que va más allá de la mera cuestión económica del “Madrid nos
roba” o creer que la base del impresionismo
se basa en la idea de que como
nación independiente tendrán un nivel de
vida más alto y una encomia más saneada.
Otra
posición igualmente equivocada deriva de considerar que no ha lugar a la
independencia y secesión de Cataluña debido a que los favorables a la secesión
carecen de la legitimidad democrática que la mayoría confiere, del mismo modo
se refieren a que la secesión se podría
votar pero siempre y cuando en esa votación participase todo el pueblo español
y no solamente el catalán.
Pero todo esto es un error, a mi modo de ver una traición, puesto que la
Unidad de la Nación se estaría dejando de considerar un bien en si mismo, una realidad metafísica básica
de la existencia misma de la Patria para
convertirse en un hecho meramente instrumental dependiente de las leyes y opiniones de las manipulables masas.
Por
la misma razón considero una enorme equivocación poner como
freno a las ansias secesionistas
el texto constitucional, y más cuando
la Carta Magna puede ser modificada dependiendo de algo tan baladí como es la voluntad de la mayoría.
Si
no hay un convencimiento y conciencia nacional en España, si la unidad de la
Patria no es sino una palabra hueca, hasta para nuestros militares, todo está
perdido antes siquiera de luchar.
Frente
al sentimiento nacional que los secesionistas muestran, de nada sirven cuestiones económicas o legalismos,
Pero
los factores que ahora convergen en el
proceso hacia la secesión de Cataluña son muchos más y mayores de lo que superficialmente pudiera parecer.
Muchos
de los más altos dirigentes de las organizaciones que dirigen el derrotero
secesionista que ha emprendido una gran parte
del pueblo catalán se han referido a este actual empeño como el “camino kosovar
a la independencia”.
Desde
mi punto de vista son muchos los datos que confirman que esta aseveración se acomoda tristemente a la
realidad, y que lo mismo que aconteció en Kosovo en la primera década de este
segundo milenio está reproduciéndose en
nuestros días en las tierras de Cataluña.
La
federación Convergencia i Unió presidida por el actual presidente de la
Generalidad Artur Mas. Ha pasado de una ideología liberal y nacionalista a otra
plenamente secesionista, centrando toda su atención en la realización de un
referéndum sobre el “derecho a decidir” que según ellos se realizará “si o sí”.
En
las anteriores elecciones autonómicas el
partido de Mas perdió nada menos que doce diputados en las cortes catalanas. Las perdió en pro de ERC (Ezquerra
Republicana de Catalunya) que preside
Oriol Junqueras. Mucho nos tememos que en las próximas elecciones
catalanas ERC alcanzará la mayoría, quizá absoluta, desbancando a C i U de Mas,
pues a la hora de votar el secesionismo que
el mismo Mas a promocionado con todos los medios a su alcance el votante
como es lógico optará por el original (ERC) y no por la copia (C i U).
El
parecido inicial con el desarrollo de lo
tristemente acontecido en Kosovo es la presencia de una gran autonomía, que
para colmo de males en Cataluña se suma el uso en la Constitución del termino
equívoco y que da lugar a interpretaciones peligrosas en el exterior de
nacionalidad.
Una
vez que el grupo más enconadamente secesionista ostente el gobierno autónomo y
todo lo que ello lleva consigo procederá
a una declaración unilateral de independencia, cuestión esta que obligará a que
el Estado adopte las medidas precisas, incluidas las de fuerza, que eviten
la ruptura de la Unidad Nacional. Y ahí va a estar el problema, una situación
tan buscada por los que serán presentados como víctimas ante la “comunidad
internacional”.
Y
que nadie piense que ningún estado ni organismo les reconocerá
como Estado independiente. Recuérdese que tras la declaración unilateral de
independencia de la provincia Serbia de Kosovo el 17 de Febrero del 2008, bajo
supervisión e los EEUU y de la Unión Europea. Tras la declaración de independencia Estados Unidos y sus
aliados, la Unión Europea La apoyaron,
por el contrario Serbia, Rusia y sus aliados se opusieron a ella y España y
gran parte de Iberoamérica mostraron una
posición contraria al secesionismo.
El
8 de Octubre de 2008 la asamblea de la ONU aprobó a propuesta de Serbia una resolución para preguntar a la Corte
Internacional de Justicia de la Haya si la declaración de independencia de
Kosovo fue compatible con el Derecho Internacional.
El
22 de Agosto de 2010 este tribunal comunicó su conclusión en la que señalaba que la Declaración de Independencia
no violó el derecho internacional ni la resolución 1244 del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.
El
caso catalán no tiene porqué ser distinto
y más cuando en el acto desarrollado en la oficina de la Generalidad en
Madrid, y que fue interrumpido por
personas que defendían la Unidad de
España, se encontraba un representante
de la Embajada de los Estados Unidos, nos hemos enterado por el hecho de que su
hija, también presente, resultó empujada muy levemente en los incidentes.
¿Qué
hacía un representante de la legación diplomática de los Estados Unidos en un
acto contrario a la Unidad de España? ¿O
es que la postura de esta nación no es
contraria a la secesión catalana?
Del
mismo modo la Liga Norte italiana ha mostrado su apoyo sin fisuras a la
independencia de Cataluña, por otro
lado la legalidad internacional tendrá
como punto de referencia las declaraciones de la Corte Internacional de Justicia
de la Haya, es decir su fallo que consideró que la declaración unilateral de
independencia de Kosovo no era contraria al derecho internacional.
Y
sobre todo hay que tomar en consideración que la posición de EEUU va a ser la
que marcará la opción del resto de los países occidentales y de la Unión E uropea especialmente.
Para
países tan “amigos” como Francia e Inglaterra la debilitación de España será un
logro puesto que una España dividida perderá fuerza y será más fácilmente controlable y dejará de
ser una competidora en ciertos campos
económicos.
Como
se puede ver la situación es delicada, sumamente peligrosa y difícil de
afrontar si no se parte de criterios
firmes y claros.
Dado
que parece que tanto la acción como la
inacción produciría efectos
perniciosos creo que lo mejor es aplicar las medidas que sean precisas, aunque sean de fuerza
ahora mismo contra cualquiera que ose
atacar a través de actos públicos, declaraciones o ataque a los símbolos nacionales. Es mejor ir
actuando ahora que no esperar a que la situación termine por
anquilosarse tanto que se haga inevitable
una acción armada. Pero si ese momento de la actuación militar llega no ha
de temblar el pulso de aquel o aquellos
que las deban tomar.
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