domingo, 18 de agosto de 2013

Egipto, el buenismo y la primavera árabe


                                                                               





La crítica situación por la que atraviesa Egipto en estos días  es la lógica consecuencia  de esa “primavera árabe” que  tan aplaudida fue y que tantas expectativas levantó en 
Occidente.

                                                


Lejos de aprender de lo que los acontecimientos que se dieron en las dos últimas décadas del siglo pasado, especialmente en Argelia con la subida al poder de los musulmanes más radicalizados y la posterior guerra civil a tres bandas entre el ejército, el GIA y el FIS, parecieron olvidar todo hundiéndose de  nuevo en el voluntarismo buenista  de pensar que unas elecciones libres darían paso a un islamismo  moderado , palabras mutuamente excluyentes, y con ello a un régimen de libertades.

Pero la ceguera  que tal posición manifiesta lo es aún mayor dado que esta situación se ha dado no sólo en Argelia, también ocurrió en  la Palestina controlada por la Autoriad nacional, en Libia tras la caída de Gadaffi, en el Irak  post  Sadam Husseim, etc.

Allí donde  los regímenes tolerantes y más o menos occidentalizados  son sustituidos, por las urnas o por las armas, el islamismo más radical ocupa su lugar y desaparece todo atisbo de libertad.
Y por supuesto los cristianos que habitan esas tierras pasan de ser tolerados por el pueblo y amparados por la ley a ser  perseguidos, masacrados y sus templos destruidos.

                                                


Las autoridades, los medios de comunicación y la población en general de Occidente ven con ojos perplejos y sin entender como puede darse una situación como la que se desarrolla en Egipto.
Esta incomprensión y perplejidad es absolutamente lógica desde el momento en que en las mentes de la inmensa mayoría de ellos anida ese buenismo  que considera al Islam como sinónimo de Paz en lugar de cómo sinónimo de Sometimiento, que es su verdadera traducción.

La comunidad más perseguida y que más daños está padeciendo en estos momentos en Egipto no es la organizada y armada comunidad de los Hermanos Musulmanes, sino la de los cristianos coptos, la cual es perseguida hasta la muerte y sus templos destruidos por  esos que pretenden imponer la Sharía, ley islámica, como  principio jurídico  de Egipto.

Siendo todo esto triste, lo que resulta más triste aún es asistir a como el Sumo Pontífice en su alocución  de hoy domingo no ha hecho referencia explicita a  estos hermanos  perseguidos y martirizados. Tan solo ha hecho una referencia general a la paz en Egipto, al igual que  elevó oraciones por las víctimas del accidente en Filipinas.

                                                   


Pero claro  no hemos de molestar a los musulmanes con  nada que pueda entenderse como crítica, en el fondo son buenos. Es ironía.

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