La
crítica situación por la que atraviesa Egipto en estos días es la lógica consecuencia de esa “primavera árabe” que tan aplaudida fue y que tantas expectativas
levantó en
Occidente.
Lejos
de aprender de lo que los acontecimientos que se dieron en las dos últimas
décadas del siglo pasado, especialmente en Argelia con la subida al poder de
los musulmanes más radicalizados y la posterior guerra civil a tres bandas
entre el ejército, el GIA y el FIS, parecieron olvidar todo hundiéndose de nuevo en el voluntarismo buenista de pensar que unas elecciones libres darían
paso a un islamismo moderado , palabras
mutuamente excluyentes, y con ello a un régimen de libertades.
Pero
la ceguera que tal posición manifiesta
lo es aún mayor dado que esta situación se ha dado no sólo en Argelia, también
ocurrió en la Palestina controlada por
la Autoriad nacional, en Libia tras la caída de Gadaffi, en el Irak post
Sadam Husseim, etc.
Allí
donde los regímenes tolerantes y más o
menos occidentalizados son sustituidos,
por las urnas o por las armas, el islamismo más radical ocupa su lugar y
desaparece todo atisbo de libertad.
Y
por supuesto los cristianos que habitan esas tierras pasan de ser tolerados por
el pueblo y amparados por la ley a ser
perseguidos, masacrados y sus templos destruidos.
Las
autoridades, los medios de comunicación y la población en general de Occidente
ven con ojos perplejos y sin entender como puede darse una situación como la
que se desarrolla en Egipto.
Esta
incomprensión y perplejidad es absolutamente lógica desde el momento en que en
las mentes de la inmensa mayoría de ellos anida ese buenismo que considera al Islam como sinónimo de Paz
en lugar de cómo sinónimo de Sometimiento, que es su verdadera traducción.
La
comunidad más perseguida y que más daños está padeciendo en estos momentos en
Egipto no es la organizada y armada comunidad de los Hermanos Musulmanes, sino
la de los cristianos coptos, la cual es perseguida hasta la muerte y sus
templos destruidos por esos que
pretenden imponer la Sharía, ley islámica, como
principio jurídico de Egipto.
Siendo
todo esto triste, lo que resulta más triste aún es asistir a como el Sumo
Pontífice en su alocución de hoy domingo
no ha hecho referencia explicita a estos
hermanos perseguidos y martirizados. Tan
solo ha hecho una referencia general a la paz en Egipto, al igual que elevó oraciones por las víctimas del
accidente en Filipinas.
Pero
claro no hemos de molestar a los
musulmanes con nada que pueda entenderse
como crítica, en el fondo son buenos. Es ironía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario