Cuando hacemos referencia a eventos de calado internacional actúan
fuerzas e intereses que sobrepasan con
mucho lo exterior a lo que asistimos a través de los medios de comunicación.
Ocurre por regla general que nos fijamos
exclusivamente en la superficie, y es que centrándose tan solo en lo
espectacular de la noticia el contexto y lo fundamental desaparece, permitiéndonos vivir en esa forma de autoengaño que nos permite llevar una vida tranquila alejada del conocimiento del trasfondo que da razón al suceso. Esto es así aunque para ello debamos aceptar vivir instalados en
la artimaña de creer en lo que aquellos que dirigen los acontecimientos
nos aportan a través de unas agencias de
prensa, televisiones y periódicos
subordinados a sus dictados e intereses.
Vamos a
dedicarnos ahora a tratar precisamente esos
acontecimientos de alcance internacional que de un modo tan sesgado y
cuidadosamente manipulado nos aportan
los medios de información (¿?).
Esos
acontecimientos de carácter internacional que nos golpean un día si y otro
también mostrando enfrentamientos entre naciones, ataques terroristas y potenciales
amenazas contra nuestra seguridad e incluso nuestras vidas no hacen
sino encubrir una estrategia
perfectamente diseñada para de este modo
lograr objetivos que de otra manera nunca podrían ser alcanzados: objetivos
geoestratégicos, económicos o políticos.
Es así que
las acciones de bandera falsa como el 11 S, el 11 M , Pearl Harbor, o los
hundimientos del Mayne y del Lusitania, al igual que las mentiras y
falsificaciones más o menos burdas como
las nunca encontradas, pues no
existieron, armas de destrucción
masiva de Irak y los peligrosos
componentes de la inexistente red
Al-Qaeda, creación de la CIA ,
han logrado sus objetivos inmediatos
Con el
autoatentado del 11 S se consiguió que la opinión pública norteamericana
aceptase, e inclusive aplaudiese, la
invasión de Irak y Afganistán. Varias décadas antes con el ataque a Pearl
Harbor consiguieron la entrada en la Segunda Guerra mundial. con el hundimiento del
Mayne la entrada en guerra con España y
el posterior control del territorio cubano, y con el ataque al transatlántico Lusitania entrar
en la Primera Gran
Guerra y tras la victoria sobre Alemania
aumentar su poder en Europa.
La
acción terrorista contra el Word Trade Center, porque eso fue aunque los autores
formasen parte de la inteligencia de la nación atacada, logró también la
aprobación y aplicación de la llamada
Acta Patriótica que despoja
de muchos de sus derechos civiles
a los ciudadanos para concedérselos a un
estado cada vez más parecido al que nos presenta Orwel en 1984.
No podemos
pasar por alto los inmensos beneficios que la industria armamentística obtuvo
al tener que dotar de nuevo
material bélico a las Fuerzas Armadas USA. Cuando su ejército
entraba en acción.
Al Qaeda,
la fantasmal creación de la
Central de Inteligencia Americana, se ha convertido en la
perfecta pantalla a través de la cual aplicar
el terror y justificar las acciones de represalia yankis.
Aunque por
supuesto las acciones e intervenciones bélicas esconden también
tras de sí intereses como los que más arriba han sido apuntados,
como veremos no es esta la única de las modalidades a las que recurre el poder político y militar de los actuales dueños del mundo,
aunque los verdaderos dueños son los que
mandan sobre los que mandan.
Los
recientes movimientos de liberación de la denominada Primavera Árabe para nada
han sido espontáneos, han sido
provocados e instigados por los servicios de inteligencia occidentales.
Realmente, sin saberlo, la oposición a Gadaffi
no buscaba en Libia, como ahora
ocurre en Siria, otra cosa que acabar con regímenes que resultan incómodos para
los intereses del imperio y sus mariachis.
El caso de Libia es paradigmático, pues al
pretender Gadaffi sustituir el patrón dólar por el patrón oro y abrir el
comercio del crudo también al euro ponía en peligro la hegemonía monetaria,
económica y por tanto política de los Estados Unidos en la zona. Solución, derrocar
al líder libio provocando un “ espontáneo” levantamiento popular que daría lugar a un ejercito insurgente el cual
sería convenientemente sustentado
logística y militarmente por la
CIA y la OTAN ,
contando con el apoyo de mercenarios y unidades especiales infiltradas.
Finalmente se llevarían a cabo acciones
militares abiertas y directas bajo el paraguas legal de la ONU.
Curiosamente
Sadam Hussein pretendía lo mismo en Irak.
Ahora Siria
es el objetivo puesto que se precisa de su territorio para un ataque a Iran con posibilidades de
éxito. Nuevamente el mismo sistema
aplicado con éxito en Libia se aplica contra el régimen de Basar al Assad:
revueltas populares, formación de un ejército insurgente apoyado logísticamente por la OTAN y la CIA , mercenarios y probablemente se terminará con un ataque
militar directo por parte de la aviación
occidental, contando por supuesto con el apoyo de alguna disposición de la ONU.
En estos
momentos se ha desencadenado un
conflicto en la península coreana. En este caso los factores que intervienen son muchos y de muy distinto
orden, ahí radica en gran parte su peligrosidad, tanto en ello como en la gran acumulación de material militar
ofensivo, inclusive nuclear que se da en la zona.
No hay que
pasar por alto que Corea del Norte ha sido marcado por la administración USA
como uno de los miembros de la “alianza
del mal”. Esto la pone en guardia dado el intervencionismo militar que
EEUU ha tenido en todas las partes del
orbe con el fin de imponer la pax USA,
para lo cual nunca ha dudado en derrocar militarmente a los regímenes que considerase oportuno.
La potencia
nuclear de Corea del Norte no es como la
de Iran que está en proceso de formación sino que está plenamente desarrollada
y tiene una fuerte capacidad ofensiva.
Tampoco se puede
olvidar que China y Corea del
Norte tienen suscrito un tratado de
mutua defensa, al igual que Estados
Unidos lo tiene con Corea del Sur y con
Japón.
Como se
puede deducir de todas estas circunstancias la situación es, nunca mejor dicho, explosiva.
Ahora bien,
tal y como al principio hemos señalado, existen
razones de hondo calado geoestratégico que explican los movimientos que
en esta peligrosa partida de ajedrez las
diferentes potencias llevan a cabo.
Por un lado
estaría el interés norteamericano por no perder influencia en la
zona de Extremo Oriente, intención esta que entra en abierta
contraposición con el propósito
de China y de Corean del Norte de
no caer en la orbita del FMI y del Banco Mundial, o lo que es lo mismo que
decir de USA y de la UE.
Por otra
parte EEUU precisa de conflictos, ya sean estos abiertos o de mera disuasión, para que la imponente y fundamental industria
armamentística pueda continuar funcionando, y más en esta situación económica
de práctica bancarrota por la que atraviesa
los Estados Unidos.
En esta
práctica bancarrota USA tiene en la
deuda, aproximadamente el 20% del PIB mundial, uno de sus más grandes
problemas.
Esta
inmensa deuda la ha adquirido en su practica totalidad la república China. Siendo esto así, China
no está dispuesta a que un país cuya
economía está en sus manos controle y
tenga un papel preponderante en su zona de influencia.
A todo esto
hemos de sumar el papel de Rusia, la cual se siente en estos momentos
también acosada por los Estados Unidos, debido al despliegue de misiles USA
para crear un escudo antimisiles que
rompería el equilibrio nuclear que desde la Guerra Fría colocándola
en inferioridad de condiciones.. Esto y
el aumento de la influencia de USA en Oriente Medio, unido a la tensión
con Siria e Irán coloca a esta
superpotencia muy próxima a China.
Como puede
verse la situación es sumamente complicada.
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