El 9 de Enero de este recién estrenado año, el
cardenal D. Antonio María Rouco Varela entregó al monarca, Juan Carlos I, una
misiva en la cual, en nombre de todos los obispos componentes de la Conferencia Episcopal
Española señalaba, textualmente: “ España puede encontrar en Vuestro Reinado
motivos de inspiración para mirar
adelante con fortaleza”.
Esta manifestación pública del Cardenal en nombre
de la Conferencia Episcopal no es sino una muestra más de cómo se puede enterrar al pueblo católico en el error, en el engaño y ahogarles en mensajes contradictorios que les llevan a
estar perplejos y desorientados.
En
este caso es preciso preguntarse por cuales son esos motivos que en su reinado
inspiran fortaleza, porque difícilmente cabe
imaginar un reinado más contrario a las enseñanzas y principios morales
defendidos por la Iglesia
católica. Es por ello que resulta ciertamente escandaloso que un príncipe de la Iglesia ose alabar
tal reinado y con ello sus acciones.
Pero vamos a centrarnos un poco más y fijémonos en
algunas de las leyes que el Monarca ha validado con su firma:
-Ha
firmado la Ley
despenalizadora del aborto de 1985 así como la del gobierno de Jose Luis
Rodriguez Zapatero del 2012.
-Firmó
el decreto por el cuál se excarcelaba a terroristas.
-Firmó
la ley del divorcio y posteriormente la del “divorcio Express”.
-Rubricó
la despenalización de la blasfemia y la
Ley gracias a la cual se permitía la reproducción por medio
de las técnicas de reproducción asistida y
la que permitió las uniones homosexuales y la que identificaba estas con las del matrimonio entre un
hombre y una mujer.
Esto pone de manifiesto que con su sanción se está oponiendode modo absoluto a la doctrina
que respecto a todos esos temas
mantiene la
Iglesia Católica.
Es
más, resulta claro y absolutamente previsible que el Borbón sancionará cualquier Ley que el poder
legislativo proponga y apruebe. Esta desde luego no es una postura digna de ser
alabada por parte de un purpurado ni por
la Conferencia Episcopal.
Desde
luego lo que no pueden después es pretender llevar
a cabo en nuestra Patria la “nueva evangelización” cuando son las más altas jerarquías las que con sus
posicionamientos equivocan a aquellos que tiene encomendados proteger de la mentira y del error.
No
se puede encender una vela a Dios y otra al Diablo y pretender que los
católicos se afiancen en una fe que no ven en aquellos que deberían ser su brújula y ejemplo. Tratar de ser
políticamente correctos en una situación
como la actual es simplemente un error
consciente, una grave falta.
Con
motivo de la sanción que el Borbón dio a la Ley despenalizadota del aborto de 1985, el obispo
de Cuenca Monseñor Guerra Campos dijo
que el Monarca debería ser excomulgado como pecador público, las circunstancias
no han cambiado, más bien se han agravado Si por razones que no alcanzo a
entender el Monarca no es excomulgado,
lo que desde luego no puede es ser alabado.
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