Resulta como mínimo una actitud cobarde el ser fuerte
con los débiles y a la par ser débil con los fuertes.
Y
desgraciadamente es eso a lo que en la actualidad estamos asistiendo.
El
gobierno del Partido Popular se muestra muy fuerte cpontra los quese manifiestan pacíficamente,
aunque una mínimamente parte de ellos lo
hagan de modo violento, miles de
personas en su mayoría jóvenes protestando en contra de unas medidas que están
empobreciendo a la población española,
contra una situación que mantiene en el desempleo a
cerca de seis millones de personas y contra una casta política cada vez
más corrupta y apartada de la realidad social.
Una casta de vividores escondidos tras sus prebendas.
Contra
estas manifestaciones el gobierno popular si se muestra fuerte al enviar a las fuerzas antidisturbios,
ordenándoles aplicar una fuerza
realmente excesiva en lugar de tomar en
consideración lo que las protestas
señalan.
En
cambio cuando ese mismo gobierno se encuentra con un problema infinitamente
mayor como es que cuatro municipios catalanes se declaren independientes, vulnerando de
esta forma la
Constitución e
incumpliendo la ley, no hace nada, el silencio y la inactividad es su respuesta.
Claro que en este caso se encuentra frente a un gobierno autónomo que es fuerte y ante el cual opta por no aplicar la ley aunque tal inactividad sea una TRAICIÓN.
Los españoles en estos críticos momentos echamos de menos las palabras del que supuestamente es garante de la Unidad Nacional. El monarca con su silencio e inactividad está incurriendo en esa TRAICIÓN.
Los españoles en estos críticos momentos echamos de menos las palabras del que supuestamente es garante de la Unidad Nacional. El monarca con su silencio e inactividad está incurriendo en esa TRAICIÓN.
Del mismo modo, los que juraron defender y verter hasta la última gota de su sangre defendiendo la unidad ahora en peligro callan ni siquiera elevan su voz para defender a España.
Nuevamente hay que señalar que el honor está por encima de la obediencia y por encima de este se encuentra España.
Ante
la conculcación de la legislación
vigente y un ataque directo a uno de los puntos básicos de la Carta
Magna como es la la unidad de la
Nación española la única actuación posible es la aplicación
de la ley, recurriendo si es preciso a esas mismas fuerzas a las que con
tanta facilidad recurre para combatir a
los manifestantes.
Los
alcaldes de los municipios autodeclarados
independientes tendrían que haber sido
inmediatamente detenidos, al igual que aquellos que promueven la
secesión de Cataluña.
Caso
contrario el gobierno estaría incurriendo
el ALTA TRAICIÓN, además de mostrar cobardía.
Pero hemos de considerar que el apaleamiento de los manifestantes sirve a los gobernantes para atrae la atención de la población sobre estos acontecimientos logrando de este modo distraer al pueblo y lograr que su foco de atención no se dirija a la crisis económica, a los recortes y a de la terrible crisis que amenaza con la ruptura de la Unidad Nacional.
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