domingo, 13 de mayo de 2012

Igualitarismo, cuando se manipula la igualdad.




            El segundo de los lemas escritos en el frontispicio del edificio ideológico de la Revolución Francesa fue la igualdad, igualdad que resultaba ser  otra forma de negar la naturaleza real de las cosas, puesto que si de un lado todos somos iguales en cuanto a dignidad, todos somos diferentes en lo que se refiere al resto de aspectos, actitudes y capacidades. Aspectos, actitudes  y capacidades cuya diferencias darán lugar a esa diversidad que tanto enriquece las relaciones humanas, mientras que por otro lado provocarán diferencias  personales, laborales y económicas. Con el igualitarismo se confunden aspectos que para nada se pueden asimilar, de hecho con el planteamiento igualitarista  se está contribuyendo a crear un error de base, puesto que se tratan de equiparar las diferencias que aparecen en la naturaleza o las que de ellas derivan con una supuesta falta de dignidad.
El igualitarismo es la prostitución del término igualdad, la cual  empuja a que en el ser humano aparezcan de un lado la desesperación por ser menos que el otro amén de una envidia que en no pocas ocasionas desemboca en rencor contra aquellos a los que la naturaleza ha dotado de características o circunstancias más propicias para el desenvolvimiento vital o el éxito laboral. 


                                           
 Lo que es preciso es mantener la igualdad en dignidad, y  para lograr ello en ocasiones es preciso dar más a quién mas precisa, eso sí, sin por ello obviar que la diferencia  concreta existe, no cayendo en el pensamiento  de lo políticamente correcto.

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