El título pudiera parecer un juego de palabras pero desgraciadamente no es si no la descripción de una realidad que se produce con una normalidad tal que puede señalarse como regla general, aunque como toda regla la excepción la confirma.
Por regla general nos encontramos con que se da lo que se llama una “contradictio in terminis”, y es que aquellos que de un modo más ufano se definen como tolerantes, y de mentalidad liberal resultan ser los que de un modo más abierto se niegan a ser tolerantes con aquellos que consideran intolerantes, erigiéndose además como censores que señalan cuales son los pensamientos y personas son dignos de ser aceptados. Es decir, se constituyen como eso mismo que tanto dicen denostar.
Pero como toda decisión que toma el ser humano e idea que desarrolla, este planteamiento intolerante obliga internamente a que el sujeto justifique su comportamiento, y más aún cuando este entra en abierta oposición con las ideas que tiene de él mismo y que tanto defiende, la democracia, la libertas personal y de expresión.
Las excusas a las que recurre suelen ser de dos tipos:
-Por un lado afirma que no se puede tolerar a los intolerantes ya que nos harían renunciar a nuestros derechos.
De este modo el individuo se refugia en el fácil a la par que efectivo pretexto de la defensa propia.
-Por otro lado señala que aquel que ha etiquetado de intolerante trata de servirse de la democracia para acabar con ella. Señala que esta es una de las grandezas de la democracia, aunque al final termine por saltarse esa “grandeza” al terminar negando aquello que supuestamente tanto defiende.
O sea que finalmente el planteamiento idealista del autoproclamado tolerante puede se movido por un planteamiento idealista y ser distinto al que no se considera o consideran tal, pero en la práctica termina siendo igual, es más llega a ser inclusive más intolerante aún.
primer comentario para este bloggero! :)
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