La problemática por la que actualmente atraviesa nuestro país depende en gran medida de la ineficaz forma en la que el gobierno socialista gestionó la grave situación que nos ha afectado, al igual que afecta al resto de las sociedades occidentales.
Pero la grave responsabilidad de tal gestión no nos debe hacer perder de vista la existencia de una grave situación que dificulta, y llega a impedir, el normal desarrollo de las economías nacionales, entre ellas la nuestra.
Mientras que nuestros gobernantes, sean estos del color que sean, no tengan una clara conciencia de cual es el origen de la problemática a la que nos hemos referido cualquier posibilidad de solución resultará imposible.
El funcionamiento de las finazas a nivel internacional se basa en la especulación, ya que es mediante las estrategias especulativas mediante las cuales los bancos y las más altas esferas financieras obtienen mayores beneficios, aunque la consecución de ellos sean a costas del hundimiento de las economías de las naciones y del empobrecimiento de los ciudadanos de estas.
Otro problema que se suma, y en parte deriva de la especulación es el que se refiere a las deudas, que a modo de espada de Damocles penden sobre las economías y que impiden cualquier posible evolución satisfactoria. Las deudas de las naciones.
Acontece que el crecimiento incesante de los bonos lo trasladan para que lo paguemos la ciudadanía para de este modo hacer frente y cumplir con el Pacto de Estabilidad.
Se nos dice que debemos ser más austeros, vivir con menos transferencias y servicios púdicos reduciendo los beneficios sociales y laborales, todo esto para que los bancos escandalosos beneficios que se basan en la especulación.
La realidad ha demostrado que los planes de austeridad que la austeridad (menor inversión pública y mayores impuestos) no son solución alguna puesto que lleva a menor consumo, a menor producción y elevación del desempleo.
La solución para este aspecto se encontraría en la derogación de la norma que impide que el BCE (Banco Central Europeo) de préstamos de manera directa a los Gobiernos al 0 o al 1%, al igual que hace con los bancos privados.
La deuda soberana de los países, si es debida al exceso de la especulación, no debe ser reconocida, para acabar con ella y terminar con la especulación financiera es precio establecer un impuesto a la especulación financiera que se realice con deuda soberana de los países del euro.
No hay que olvidar que el dinero que se ha “inyectado “ a los bancos privados en nuestro país no ha revertido en créditos para particulares o a medianas y pequeñas empresas, si n o que bancos lo han dedicado a comprar deuda soberana de algunos países para después especular con ella y obtener beneficio.
La salida de la crisis es posible y está al alcance de nuestros gobernantes, ahora bien su actividad debe encaminarse al desarme de los especuladores internacionales y a regular el sistema financiero, un sistema que está dirigiendo la política de los paises-estado y está hundiendo en la miseria a la población de estos.
No hay que perder nunca de vista que la banca privada es un negocio privado, valga la redundancia, que busca la consecución del mayor beneficio posible. Beneficios que revertirán en los accionistas y gestores de este negocio.
Ahora bien, el elemento que resulta absolutamente imprescindible para que los citados beneficios puedan darse no es otro que el dinero que aportan los particulares.
Después, con ese dinero las entidades financieras especularán, especialmente con el crédito para de este modo alcanzar el beneficio referido. Un beneficio que no revertirá en forma alguna en aquellos que depositan en la entidad bancaria sus dineros.
El negocio bancario es absolutamente seguro ya que, como hemos podido ver en toda Europa, las entidades en peligro o con fuertes pérdidas a las que no puedan hacer frente recibirán “inyecciones” millonarias para de este modo “sanear el sistema financiero”.
Esas ayudas que reciben y recibirán los bancos han procedidos y procederán de las arcas públicas, de los fondos estatales que es lo mismo que decir de los bolsillos de aquellos que son exprimidos mediante créditos abusivos , desahucios, etc.
De este modo ocurre que mientras que las ganancias se dedican exclusivamente a aumentar las cuentas y bolsillos de los banqueros, las pérdidas son cubiertas por el resto de los ciudadanos. Es decir, se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas, un negocio redondo.
En la actualidad se está dando una circunstancia que agrava aún más si cabe la situación. Estamos asistiendo a la concentración de bancos y Cajas de Ahorro, para dar lugar a otros y otras de mayor tamaño. Se nos dice que tales movimientos tienen como objetivo hacerlos más competitivos y de este modo más productivos. Pero estas concentraciones y aparición de bancos de un tamaño mayor no si no una mayor merma para la soberanía del Estado y un ataque a la economía de los ciudadanos.
Desgraciadamente nuestro sistema político y económico basa todo su funcionamiento en el sistema financiero y bancario, de esto se deriva que el Estado puede permitir que ninguna entidad bancaria medianamente importante quiebre, puesto que si así fuese la estructura estatal le seguiría en la caída. Es así que papá Estado estará siempre acudirá con sus “inyecciones” de millones de euros para evitar tal cosa.
De todo lo que hemos señalado respecto de la banca quedan claras dos cosas:
-La banca privada resulta un enemigo de la soberanía económica y por ende política del Estado.
-Tiene su base en un funcionamiento profundamente injusto, derivado de basar la obtención de su beneficio en gran parte del préstamo a interés de un dinero que no es propiamente suyo y por otro aprovechar las situaciones nacionales e internacionales para especular acudiendo a la compra y venta de deudas soberanas de países en apuros.
Es por ello que resulta preciso y se hace perentoria la nacionalización de la banca, o al menos del crédito bancario, creando un gran Banco Nacional público.
Un elemento fundamental para que pueda mantenerse el entramado de la especulación financiera internacional lo encontramos en los denominados paraísos fiscales.
Los paraísos fiscales son territorios o Estados en los cuales se aplica una legislación tributaria que resulta muy favorable, que puede llegar a la exención total de cualquier tributación y una opacidad total ante cualquier solicitud de información. Y por otro lado existen en ellos unas estrictas leyes de secreto bancario y de protección de datos.
Esto pone de manifiesto que a través de estos paraísos fiscales pueden llevarse a cabo cualquier tipo de actividad económica, sobre todo la especulativa que estamos señalando.
Si realmente pretendemos enfrentar la crisis y la presión financiera con un mínimo de posibilidades de éxito habrán de tomarse las siguientes medidas:
1.-Creación de Bancos Nacionales públicos que sean los únicos que puedan llevar a cabo actividades crediticias, estos créditos serían a un muy bajo interés puesto que el beneficio no sería el objetivo del banco público. Así mismo esto evitaría cualquier tipo de interferencia de la banca privada contra la Soberanía nacional.
2.- Se reestructuraría la deuda pública acudiendo a la realización de auditorías de las deudas públicas de cada Estado de la eurozona y rechazando toda aquella deuda que se considere ilegítima.
3.- Realizar un acuerdo con El BCE según el cual este se vería obligado a dar dinero a un precio muy bajo dinero a cualquier país de la eurozona que lo pueda necesitar.
4- Descender los impuestos indirectos y aumentar los directos.
5.-Eliminar cualquier paraíso fiscal presente en Europa y prohibir cualquier transacción financiera o productiva con cualquiera de los restantes del mundo.
6.- Crear un impuesto sobre las transacciones financieras especulativas (ITFE).
7.- Impedir que los gobiernos “inyecten dinero a los bancos, o si lo hacen que sea bao claras condiciones de que este revierta en los ciudadanos y en las pequeñas y medianas empresas en forma de créditos bajos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario