Desde que se hizo pública la tan anunciada reforma laboral, las organizaciones sindicales están promoviendo toda una serie de movilizaciones, que según han señalado ellas mismas, no son sino un “precalentamiento” para una movilización general que terminará con la realización de una gran huelga general que paralizaría la nación.
Pues bien, en medio de una crisis económica como la que actualmente golpea España: Una situación que ha llevado al paro a más de cinco millones de trabajadores, que hace que en alrededor de 1300000 hogares españoles todos sus miembros estén desempleados , con la consiguiente carencia de ingresos que ello lleva aparejado. Una situación que ha llevado a que los comedores sociales, centros de beneficencia y organizaciones caritativas estén a pleno rendimiento cuando no se ven superadas por el cada vez mayor número de personas que precisan de ayuda para poder sobrevivir , resulta poco menos que inmoral que en esta situación levanten su voz contra una reforma laboral (a todas luces injusta y criticable por tanto) cuando mientras duró la anterior legislatura no movieron una pestaña mientras que la gestión realizada de la crisis por el gobierno socialista daba lugar a un aumento sin parangón del número de desempleados.
Pero no acaba ahí la cosa, los sindicatos de clase, que realmente no pasan de ser meras correas de transmisión de los partidos políticos de izquierda (leasé UGT del PSOE y CCOO del PCE-IU), carecen de ascendiente moral alguno, más bien todo lo contrario, que les permita criticar por injustas ( que lo son) la medidas que la actual reforma laboral ha puesto en marcha.
Y carecen de tal ascendiente moral para realizar critica alguna puesto que reciben unas jugosas subvenciones para costear su funcionamiento interno y actividades externas que son retraídas de los presupuesto generales del Estado y por tanto no pueden ser dedicados a aquellos que más lo precisan, a saber los desempleados. Esto ocurre en contra de la más estricta lógica, que sería que los sindicatos se autofinanciasen mediante las cuotas de sus militantes.
Durante el año 2010, los sindicatos recibieron un total de 206 millones de euros, es decir el equivalente a 26500 pensiones.
Durante el año 2010, los sindicatos recibieron un total de 206 millones de euros, es decir el equivalente a 26500 pensiones.
Pero no acaba ahí la cosa, nos encontramos con otra flagrante injusticia que deriva de la existencia de la figura del liberado sindical. Personas que no trabajan pero cobran como si ocupasen un puesto laboral y llevasen a cabo un trabajo. En definitiva, mientras que millones de trabajadores buscan trabajo para poder comer y pagar la hipoteca, unos miles cobran sin realizar trabajo alguno.
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