Nos presentan el régimen que actualmente rige España como un Estado de Derecho, y muy ufanos pretenden que creamos que en este régimen en el que vivimos es el pueblo quién dirige la política que nuestro país desarrolla.
Pero todo ello no pasa de ser una sarta de falsedades que montadas de modo adecuado ha logrado embaucar a la práctica totalidad de la población , una población que careciendo de juicio critico vive contenta inmersa en ese engaño que ellos mismos terminan por dar por bueno. Y es que resulta más sencillo creer las mentiras que el poder presenta que hacer frente a una realidad que nos obligaría a ir contracorriente.
Se nos repite hasta la saciedad que nos encontramos en un Estado de Derecho, como si por el hecho de repetir algo en muchas ocasiones eso pasase a convertirse en realidad, pero tal afirmación es del todo falsa. Para que un Estado pueda ser considerado de Derecho la autoridad y sus instituciones han de estar sometidas al ordenamiento jurídico vigente. Ocurre que para que pueda darse tal sometimiento se hace precisa la separación de poderes, de modo que los distintos poderes no puedan imponerse a lo que la ley marca.
El régimen que se instauró una vez sancionada la Constitución del 78 bajo ningún punto de vista puede ser considerado un Estado de Derecho, por mucho que ello sea repetido.
Y es que nuestro ordenamiento constitucional hace inviable que tal división de poderes pueda darse.
Recordemos que los tres poderes que han de ser independientes (han de estar separados) son el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Pues bien, en el actual régimen partitocrático nos encontramos con que en las elecciones se votan a unos partidos que presentan unas listas cerradas,
del resultado de esas elecciones surge en función de los votos recibidos y de los escaños correspondientes el poder legislativo, el cual elegirá al gobierno, poder ejecutivo y ambos a su vez elegirán al gobierno del poder judicial, Consejo General del Poder Judicial.
Es decir, ¿que control se puede esperar que alguno de los tres poderes ejerza sobre alguno de los otros dos si todos tienen un mismo origen, unos mismos intereses y se deben a una misma realidad partidaria a la que deben obediencia?
Curiosa independencia esta en la que los que legislan, los que gobiernan y los que juzgan son los mismos.
Es decir se habla de democracia cuando lo que realmente existe existe es una tiranía partitocrática que cada cuatro años puede variar, eso si, sin que de ninguna forma este cambio lleve aparejado un cambio en el control dictatorial de las mayorías sobre los poderes del Estado que podrían moderar o vigilar su funcionamiento.
Para colmo de males nos encontramos con que esas piezas fundamentales , yo diría únicas, del actual sistema político que son los partidos políticos constituyen los cimientos de la corrupción del cual deriva el clientelismo y la profesionalización de la política. Y digo clientelismo y profesionalización dado que al ser los cargos públicos, no los funcionariales, dependientes de estas entidades particulares (los partidos políticos) los miembros de los partidos pues de otro modo no entrarían a formar parte de las listas cerradas y no podrían "tocar poder". Y de este modo se crea el servilismo de los cargos políticos y el clientelismo de todos aquellos que son colocados en los denominados puestos de confianza y en los puestos de trabajo no funcionariales que tan comunes son en las comunidades autónoma.
Es decir, el régimen partitocrático actual promueve con la entronización de los partidos políticos el servilismo. Y al ser ellos la única forma de representación, dan lugar al clientelismo, haciendo de la política una forma de profesión y de los políticos una casta que puede actuar con impunidad ya que ningún contrapoder puede controlar sus acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario