En las pasadas elecciones del 20N, el Partido Socialista (PSOE) cosechó el mayor descalabro electoral de su historia y tras este estrepitoso fracaso rápidamente se lanzó a realizar un congreso con el fin de lamerse unas heridas tan graves que a punto estuvieron de convertirlo en una fuerza poco menos que residual.
En la actualidad estamos asistiendo al desarrollo de ese tan publicitado congreso, un congreso muy alejado de esa supuesta novedosa imagen de renovación tan cacareada. Ese congreso está cayendo en una reiteración de personas y en una carencia de discusión de ideas que puedan ilusionar ni a su misma parroquia. De hecho tan solo los hoolligans del partido, los fanáticos incondicionales pueden ilusionarse mínimamente con lo que trasciende del actual conclave.
Desde mi punto de vista los dirigentes socialistas se encuentran, y no es para menos, tranquilos dado que los resultados electorales pusieron de manifiesto que su suelo electoral es relativamente alto, ya que haber recibido 6973000 votos ( 110 escaños ) después de haber logrado que casi 5000000 millones de personas engrosasen las listas del paro, haber hundido la economía nacional, haber depauperado a la amplia clase media y haber puesto a España a los pies de los poderes bancarios nacionales, de las finanzas internacionales y haber pasado a ser los mamporreros del eje franco-alemán ese resultado es algo que resulta poco menos que milagroso.
Ahora bien, lo que trasciende a la opinión pública , que en un sistema como el que sufrimos es fundamental ya que los sistemas de votación ponen en la información pública la base de la posterior elección, resulta poco menos que penoso.
Lejos de un análisis profundamente crítico y de un claro arrepentimiento y petición de perdón por los nefastos resultados de la política llevada a cabo por el finiquitado gobierno de Zapatero, de está entrando en un mero enfrentamiento personalista.
Y que conste que lejos de las afirmaciones de moda que hablan de la necesitad de un fuerte partido socialista que asegure la alternancia yo preferiría que el PSOE no levantase cabeza y que el PP popular igualmente se hundiese.
Solamente desde el fin del bipartidismo se podrían dar pasos hacia ir un cambio de régimen en el que los partidos políticos dejasen paso a una representación más directa centrado en elementos naturales y orgánicos, pero regresemos al tema que tratábamos.
Lo que trasciende del congreso es todo menos elevar un mea culpa y un posterior debate de ideas, se trata de una lucha personalista entre unos candidatos que para colmo no representan otra cosa que la continuidad del gobierno que les ha llevado a la catástrofe electoral que hace unas semanas sufrieron como consecuencia de la ruina que en todos los ámbitos produjo la política del gobierno de ZP.
Basta para confirmar todo lo que más arriba se acaba de señalar considerar la personalidad de los dos candidatos que optan a la presidencia del PSOE.
Por un lado nos encontramos con Rubalcaba y por otro con Chacón.
Ambos no representan si no la continuidad de la nefasta política hasta ahora seguida por el gobierno de Zapatero. Ambos candidatos han participado en los gobiernos zapateristas, ambos reivindican su figura y ambos son por tanto continuistas.
La única diferencia es quizá la que se da en lo que hace a la mayor capacidad política de. Candidato Rubalcaba, aunque no deja de ser el que encabezó la candidatura del PSOE en la derrota. Y por otro la Chacón recibe el apoyo, verdadro abrazo de oso, de Zapatero con lo que esto significa de relacionarla con el nefasto gobierno de ZP.
Ninguna de las dos opciones resulta positiva, y desde luego los militantes socialistas se ven obligados a elegir entre Guatemala y Guatepeor.
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