Al igual que en unas entradas anteriores en las que describí episodios desconocidos o al menos voluntariamente ignorados que se desarrollaron durante la Segunda Guerra Mundial y de los que los vencedores de ese conflicto fueron directos responsables voy a reseñar ahora otro episodio que hace siete años salió a la luz pública, aunque de hecho era conocido por la inmensa mayoría de los alemanes que vivieron los últimos días de resistencia de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. El hecho de que unos sucesos tan salvajes como generalizados no fuesen conocidos nada más que por los que los padecieron directamente y aquellos que fueron testigos de ello pone de manifiesto hasta que punto las campañas propagandísticas y de “desnacificación” de los aliados consiguieron convertir en mudos a los testigos y en criminales a los que sufrieron crímenes. Ocurre que toda referencia a hechos negativos realizados por los aliados, incluido los soviéticos, se había convertido en una afirmación sospechosa de “nazismo”. En el caso que nos ocupa se suman otras dos cuestiones: una el querer olvidar el ultraje para sobreponerse al dolor y por otro el no querer compartir semejante problemática, macula para algunos, con los seres más próximos.
Antes de pasar a referir los crímenes, o crimen generalizado, al que nos estamos refiriendo vamos a reproducir unas palabras del General norteamericano Frank Howley el 17 de Enero de 1950 en la revista Nesweek. “Los soldados del Ejército Rojo, en Berlín y en todas partes no fueron más que unos ladrones y unos violadores, y muy frecuentemente unos asesinos”.
Estas declaraciones que podrían tomarse, por la época en que fueron hechas, como una simple consecuencia de la recientemente estrenada guerra fría no fueron sino una referencia a la actuación que el Ejército Rojo tuvo en Alemania. Lo cierto es que la practica totalidad de las mujeres, desde los siete hasta las más ancianas fueron repetidamente violadas. Fue uno de los dramas más trágicos y ocultos del siglo XX que ahora, medio siglo después, el libro de un historiador militar británico logró sacar a la luz a la par que consiguió que muchas mujeres alemanas hablasen al fin de ello. Se cifran en cerca de 2 millones y medio el número de mujeres que fueron violadas en Alemania por las tropas soviéticas. El silencio de estas mujeres se muestra muy claramente en el caso de la esposa del ex canciller Helmut Kohl, que se suicidó el año 2001, Esta mujer fue violada cuando contaba con la edad de doce años, cuando su madre y ella no pudieron escapar de un tren que iba a Desdre.
Y es que cuando el Ejercito Rojo llegó a Berlín, los soldados consideraban a las mujeres una especie de botín carnal de guerra sobre el que además vertían toda la sed de venganza que previamente habían alimentado los oficiales y los servicios de propaganda soviéticos.
Y es que cuando el Ejercito Rojo llegó a Berlín, los soldados consideraban a las mujeres una especie de botín carnal de guerra sobre el que además vertían toda la sed de venganza que previamente habían alimentado los oficiales y los servicios de propaganda soviéticos.
El representante del Vaticano señaló: “Han violado a mujeres entre 10 y 75 años”. El historiador británico, y oficial durante la segunda guerra mundial en Europa Anthony Beebor, ha descubierto aspectos aún más siniestros como que “los rusos violaron incluso a reclusas liberadas de los campos de concentración, mujeres esqueléticas, vestidas con harapos”.
Pero estos crímenes del Ejército Rojo silenciados e ignorados no son sino un pequeña parte de los que cometió la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
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