Las explicaciones que hasta ahora hemos dado han dejado bien a las claras que cuando hablamos de Yihad estamos hablando de una institución musulmana basada en las enseñanzas coránicas.
Pues bien, lo que pretendemos hacer es poner de manifiesto como esta institución que tan de actualidad está en estas últimas décadas tiene sus orígenes directamente en los textos que presentan el Corán y los hadizes.
A nadie que conozca minimamente la visión que sobre el mundo tiene la religión islámica le podrá resultar extraño que la consecuencia lógica de ella sea la Yihad.
Nos referiremos en primer lugar a que para los musulmanes el mundo se divide en dos partes: el dar-al-Islam (tierra del Islam) y el dar-al-harb. (tierra de la espada o de la guerra).
El islamista considera que toda la tierra es tierra del Islam, y que aquella parte de ella donde no rige este es preciso que sea colocada a la sombra de la media luna.
De igual modo que toda la tierra debe formar parte de la tierra del Islam todo miembro de la raza humana debe someterse a él. Todo hombre es mahometano aunque no lo sepa, pero debe someterse a él (Islam significa sometimiento).
La Yihad no es un fin en si mismo, sino un medio para vencer al mundo del paganismo y a los infieles.
La única consecuencia que se puede esperar de tales planteamientos es la que a través de los textos que a continuación presentamos se infiere:
En primer lugar presentamos una selección de textos que aparecen en el Corán y que se refieren a la Guerra Santa:
En la Sura II vemos las siguientes Aleyas:
212: “Se os prescribe el combate, aunque os sea odioso.”
213: “Es posible que (en la guerra por Dios) abominéis de algo que os sea un bien, y es posible que estiméis algo que os sea un mal. Dios sabe, mientras que vosotros no sabéis.”
245: “Combatid en la senda de Dios y sabed que Dios es oyente, omnisciente”.
En la Sura número VIII, aleyas 7-8 podemos leer:
“Acordaos de cuando Dios os prometió que uno de los dos grupos caería en vuestro poder: deseabais que cayese en vuestro poder el que carecía de fuerza; mientras que Dios quería que se hiciera patente la verdad de sus manifestaciones anteriores y exterminar hasta el último de los infieles, para hacer patente la verdad y suprimir lo falso, aunque los culpables odiasen.”
Aleya 68: “No es propio de un Profeta tener prisioneros hasta que haya encubierto la tierra con los cadáveres de los incrédulos. Deseáis, creyentes, lo que el mundo ofrece, y Dios desea lo que ofrece la última vida. Dios es poderoso, sabio.”
Sura IX:
5.- “Cuando terminen los meses sagrados, matad a los asociadores (cristianos y judíos) donde los encontréis . ¡Cogedlos!, ¡Sitiadlos! ¡Preparad toda clase de emboscadas! Si se arrepienten, cumplen la plegaria y dan limosna, en ese caso dejad libre su senda: ¡Dios es indulgente, misericordioso”.
29.- “¡Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura, no creen en Dios ni en el último Día, ni prohíben lo que Dios y Su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente.”
39.- “Si no vais a la guerra, os inflingirá un doloroso castigo. Hará que otro pueblo os sustituya, sin que podáis causarle ningún daño”.
La Sura XLVII nos muestra otras aleyas que dejan bien a las claras la actitud que promueve el Corán
37.-¡No seáis débiles! ¡No pidáis la paz mientras sois vosotros los más fuertes! Dios está con vosotros, no anulará vuestras acciones.”
4.-“Cuando encontréis a quienes no creen, golpead sus cuellos hasta que los dejeis inermes, luego, concluid los pactos.”
5.- “Después les concederéis favor o les dejáis libres cuando la guerra haya dispuesto sus cargas. Así obraréis. Si Dios quisiera les vencería sin combatir, pero os prueba unos con otros. Las obras de quienes sean matados en la senda de Dios no se perderán.”.
9.- “¡Perezcan quienes no creen! ¡ Extravíe Dios sus obras!”.
En la Sura XLVIII encontramos las siguientes aleyas:
17: “El ciego no tiene culpa; el cojo no tiene la culpa; el enfermo no tiene la culpa, si no asisten a la guerra. Quien obedede a Dios y a su Enviado será llevado a unos jardines en los que por debajo corren los ríos. A quien se repliega le atormentará con un castigo doloroso”.
La Sura XLVII presenta las aleyas que transcribimos a continuación y que dejan bien a las claras cual es el camino que propone:
4.- “Cuando encontréis a quienes no creen, golpead sus cuellos hasta que los dejéis inermes, luego, concluid los pactos”.
5.- “Después les concedéis favor o los dejáis libres cuando la guerra haya depuesto sus cargas. Así obraréis. Si Dios quisiera les vencería sin combatir, pero os prueba a unos con otros. Las obras de quienes sean matados en la senda de Dios no se perderán.”
9.- “¡Perezcan quienes no creen! ¡Extravíe Dios sus obras!”.
37.- “¡No seáis débiles! ¡ No pidáis la paz mientras sois vosotros los más fuertes! ¡ Dios está con vosotros, no anulará vuestras acciones”.
Ahora citaremos un hadiz que se recoge en el Libro de la Guerra (Al Kitab al-Yihad) y que dice lo siguiente:
“Un grupo de beduinos combatientes se aproximó al Profeta y éste les dijo: “Habeis hecho bien viniendo a la Yihad mayor desde la Yihad menor. “: Y estos le preguntaron; “¿Qué es la Yihad mayor?”. A lo que contestó el Profeta: “Que el siervo de Dios combata sus pasiones.”
Las precedentes citas son lo suficientemente explícitas para que no quede la más mínima duda con respecto al carácter belicista y agresivo de la religión musulmana, por mucho que en la actualidad se nos la quiera presentar como una especie de filosofía pacifista.
Todos los comentarios que arriba hemos reproducido no dejan lugar a la duda para que la Yihad (llamada a combatir por Dios) sea señalada dentro de la denominada Yihad menor.
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