LOS TERRORES DEL AÑO 1000:
El único sentido de mantener la realidad de esta ideación, y decimos ideación puesto que no se basa en ningún tipo de testimonio ni documento de la época, es el de desautorizar el pensamiento cristiano privándolo de toda base racional y sumergir el pensamiento medieval y cristiano en la mera superstición.
La primera reseña documental del terror milenarista no aparece hasta el siglo XVI, es decir seiscientos años después del supuesto hecho, en el entretanto no aparece noticia alguna sobre un acontecimiento que los contemporáneos considerarían fundamental. Hemos citado con anterioridad que hasta el siglo XVI no aparece mención alguna a una cuestión tan clave , pero es que ni siquiera el primer enciclopedista Vicent de Beauvais (1270) hizo mención de un evento que habría sido .absolutamente fundamental. Para estudiar con seriedad la realidad del acontecimiento al que nos estamos refiriendo habría que comenzar por interrogar a los personajes contemporáneos de la época en cuestión, tal interrogatorio se realizará por supuesto acudiendo a los textos y documentos que hasta nosotros han llegado. En los documentos de los cronistas coetáneos no hay palabra alguna que haga referencia al acontecimiento milenarista y a un terror supersticioso en torno a este. En los apuntes biográficos, tanto de santos como San Mayeul, abad de Cluny (993) o en los de la emperatriz Adelaida (999) tampoco aparece referencia alguna. Nos encontramos también con que el año 909 se lleva a término el Concilio de Trosly. El historiador Michelet se basa en un texto del obispo de Reims, Henriveé, para sustentar su afirmación sobre el terror milenarista. Pues bien, el texto al que Michelet hace referencia dice lo que sigue: “Se dice de nosotros, que tenemos el título de obispo, que el peso del cargo pastoral se convierte en un peso insoportable al acercarse el momento de rendir cuenta de la misión que nos ha sido confiada, y del provecho que hemos obtenido de ella. Pronto se verá llegar el día majestuoso y terrible en que todos los pastores comparecerán con sus rebaños ante el Juez Supremo”. Como puede verse se trata de un texto que no hace referencia directa a un fin de los tiempos sino que señala la importancia de su ministerio y de la responsabilidad de este, textos similares se pueden encontrar a lo largo de toda la historia de la Iglesia sin que para nada refieran la proximidad del fin de los tiempos esté cercano. También se ha acudido al hecho de la existencia de dos visionarios, uno de Paris y otro de Turinga que en el año 960 anunciaban la proximidad del fin del mundo, aunque la circunstancia de tal presencia no dice nada puesto que las masas no les siguieron y sobre todo hay que tener presente que en todas las épocas, incluida la nuestra, han aparecido mentes excéntricas o enfermas que han profetizado el fin de los tiempos sin que tales profecías tuviesen más efecto que el seguimiento de unas pocas personas fácilmente manipulables.
Otro texto al que recurren los defensores de la teoría que mantiene la existencia en torno al año mil un terror milenarista acude al conocido como Libellus de Antechisto que se compuso hacia el año 954, aunque el autor de la obra, Adson abad de Montierender, no perseguía con este luchar contra una supuesta actitud de destruir una pretendida creencia popular de la venida del Anticristo.
En este escrito dirigido a la reina francesa Gererga le señala al comienzo que su única intención es la de satisfacer el deseo que esta le había expresado de meditar sobre las Escrituras, dentro de estas explicaciones entra también el hablarle sobre un punto tan oscuro como es el del Anticristo y su llegada. Aunque en las últimas palabras que escribe en la obra el Abad señala que tan sólo Dios conoce la Hora del Juicio Final, momento este que hubiera sido el adecuado para combatir de modo directo y explícito la creencia errónea del pueblo, caso de haber existido esta, y más aun si esta fuese generalizada.
Pero hay razones históricas que para nada concuerdan con la existencia de una visión que considerase el año 1000 como el fin de los tiempos:
El emperador de Alemania Otón III para nada debía temer la proximidad de la consumación de los tiempos puesto que fue precisamente el año 1000 el que escogió para fundar el reino de Polonia y levantar una gran ciudad con cuatro obispados. Del mismo modo San Esteban de Hungría organizaba las provincias del reino y las dotaba de una legislación, fundando obispados y monasterios.
Por último señalaremos que en ningún texto bizantino ni árabe, tan amigos de todo lo extraordinario y maravilloso a la par que enemigos de Roma los primeros y de la Cristiandad en general los segundos, aparece comentario sobre la terrorífica superstición que supuestamente existía alrededor del año 1000.
En la Península Ibérica continuó desarrollándose la Reconquista sin que en modo alguno esta se viese influida por el terror milenarista, terror que de existir lógicamente frenaría toda empresa militar puesto que no tendría sentido arriesgar la vida para recobrar unos territorios si se iban a perder pocos años después. En el año 882 García I es nombrado rey de Pamplona. Las repoblaciones continúan, no hay que perder de vista que los repobladores eran miembros del pueblo llano que se desplazaban para ocupar territorios que habían sido recuperados con la intención de establecerse en ellos, pero si hubiese tal terror al milenio ese desplazamiento ni esa reubicación tendría sentido alguno. Pero acerquémonos más al año 1000. En el año 899 Alfonso III ocupa Salamanca. En el año 970 Sancho Garcés, rey de Navarra, en el 995 García Fernández, conde de Barcelona, 995, Sancho García conde de Castilla en el 995., en 999 Alfonso V el noble, rey de León, etc, etc.
De lo que hemos presentado se puede concluir que no existe base alguna que sostenga la extendida idea de que en torno al año 1000 se produjese algún tipo de terror derivado de la creencia de que al iniciarse el milenio llegaría el fin del mundo. Es más existen multitud de razones que nos indican todo lo contrario.
Y no perdamos de vista que donde si aconteció este terror milenarista fue en la racionalista sociedad occidental del postmoderno siglo XX al temer lo que se llamó el efecto 2000.
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