La función que supuestamente desarrollan este tipo de agencias, también llamadas agencias de rating, es la de calificar los productos financieros o activos, referidos tanto a empresas o a Estados. Las calificaciones que ellos aportan valoran el riesgo de impago y el deterioro en la solvencia del emisor. Este tipo de agencias funcionan por cuenta de un cliente que las contrata.
Lo anteriormente expuesto hace referencia a la función que teóricamente desarrollan las agencias de calificación de riesgo. Ahora bien, su verdadero papel dentro de la economía internacional no es otra que la de manipular los precios en los mercados para que de este modo sus clientes logren hacerse con el capital que deriva de esa manipulación. Cuando se rebajan las notas de solvencia que estas agencias adjudican a empresas o Estados les están obligando a elevar los interesen para que de esta forma consigan vender la deuda que ofrecen.
Las empresas que tuviesen deuda pública del Estado que ha sido calificado de un modo negativo y que por tanto ha tenido que elevar los intereses de esta se verán beneficiadas ya que al vencimiento de esos intereses obtendrán mayores intereses.
Estas agencias de rating tienen una fuente de ingresos, alrededor del 75% de sus ingresos en pago por sus evaluaciones.Por otro lado, los propios Estados deben pagarles para que evalúen su solvencia ( en España la Dirección General del Tesoro, dependiente del Ministerio de Economía pagaba 280000 euros al año a S&P y 85000 euros a Moody’s según explicó el Gobierno ante una interpelación de IU.
De hecho estas empresas o agencias intentan alterar, y de hecho alteran, los precios que deberían resultar de la libre competencia, causando un daño patrimonial directo al Estado y a los la economía de los ciudadanos.
Estos funcionamientos están calificados como delito en el Código Penal vigente, concretamente en los artículos 284.2 y 295 y en la directiva de la Unión Europea2003/6/CE.
En la situación económica de crisis generalizada es preciso preguntarse: ¿Hasta que punto son responsables estas agencias de la debacle financiera y de solvencia que presentan los Estados?.
Los antros de poder financiero en los que se acumula el capital cuentan con el poderío económico suficiente para manipulando las calificaciones que aportan las agencias de rating puedan aumentar sus beneficios aún a costa del equilibrio económico de un Estado y por tanto de la economía de sus ciudadanos.
No podemos encontrar con situaciones como la que se dio el 28 de Abril del 2010, cuando tres minutos antes del cierre de las bolsas europeas S&P anunció la rebaja de la calificación de la deuda soberana de España. Esto llevó a que en la sesión siguiente el IBEX35 triplicase sus pérdidas, causando pérdidas muy grandes para la mayoría y grandes beneficios en aquellos otros, una minoría, que contaban con la “adecuada”, información. Privilegiada que les comunica la Agencia de Rating.
Esta no es si no una muestra más de cómo el capitalismo internacional maneja a su libre albedrío el funcionamiento económico de países, grandes empresas y por derivación de los ciudadanos.
Un individuo solamente puede ser libre en un Estado fuerte, y desde luego un Estado esclavo de las finanzas internacionales no lo es.
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