En el último
artículo subido al blog, artículo que hacía referencia al corte de suministro
de gas a España por parte de Argelia debido a la entrega de la soberanía del
Sahara a Marruecos por decisión del presidente del gobierno, se hablaba de la existencia de dos métodos
para lograr que una autoridad tomase una decisión que fuese contraria a los
intereses de la nación a la que gobierna y a la que debería servir, decisión que podría llegar a tomar aún en contra de sus
propios intereses políticos o lectorales.
Se señaló la
existencia de dos estrategias para conseguir que el sujeto en cuestión se viese
impelido a tomar esa decisión, estos dos métodos eran por un lado el soborno y
por otro el chantaje, dos métodos sumamente eficaces a la hora de conseguir el
objetivo de que un individuo o asociación de estos tomasen la decisión pretendida
por el o los interesados en conseguir la adopción de la decisión que buscaban,
en pro de sus intereses e intenciones.
Pero esta presentación
exclusiva del chantaje y del soborno como las estrategias independientes para determinar
la toma de decisiones por parte de un sujeto resulta ser un reduccionismo
simplista que pasa por alto la más efectiva y utilizada, sobre todo en altos o
muy altos niveles políticos y económicos, estrategia para controlar y dirigir
la conducta de las personas, autoridades en este caso.
Me refiero a
una técnica mixta que utiliza de modo conjunto y sucesivo las dos estrategias
antes descritas, el soborno y el chantaje, de modo que el sujeto sería víctima
de sus propias debilidades personales, puesto que se jugaría tanto con su
avaricia por conseguir lo que no es suyo o no está moral, ética o
legalmente permitido , con la soberbia
de creerse por encima de los otros en el
sentido de no poder ser descubierto por llevar a cabo esas acciones y
además estaría dominado por un temor
extremo al conocimiento público de su conducta, temor este procedente de ser
descubierto y por tanto derivado de las
consecuencias, reales o imaginadas, a que daría lugar que se diese a conocer de
manera pública esa conducta fruto de su avaricia y soberbia.
En resumen, se
trataría de ofrecer al sujeto negocios, desarrollar conductas y lograr placeres
que de otra manera no alcanzaría y que no serían legal, ética o moralmente
aceptables, se ofrecerían todo esto para posteriormente chantajearle con hacer
públicos sus conductas o negocios.
Esta metodología se ha repetido hasta la saciedad a lo largo de la historia de la humanidad, prueba de su efectividad y de qué manera el recurso a las pasiones y debilidades humanas son algo tan extendido como manipulable. Un ejemplo próximo en el tiempo y conocido a nivel mundial es el ocurrido en el caso de Jeffrey Epstein y los servicios sexuales con menores que ofrecía a grandes personajes públicos de la política, la economía y del espectáculo de los Estados Unidos e incluso a miembros de la realeza británica.
El
detestable sujeto y empresario norteamericano, que supuestamente se suicidó tras ser
detenido y mientras se encontraba sometido a protocolo anti suicidio en dependencias
policiales de Nueva York, había logrado que su compañía y el acudir a sus
fiestas con menores, modelos en su mayoría, fuese considerado como un símbolo
de manifiesta importancia y así lograr importantes contactos políticos,
empresariales y cinematográficos.
Es así que toda
una gran cantidad de altos miembros de la política de la economía y la empresa
acudían a las estas fiestas que Epstein realizaba en su isla antro de la perversión
con menores, la isla de los pedófilos, a donde se llegaba en un avión propiedad
de Epstein llamado “Lolita Express”.
Los que acudían, movidos tanto para obtener
contactos en las altas esferas como por dar rienda suelta a sus más bajas
pasiones eran grabados durante la realización de sus ilícitas e inmorales conductas para posteriormente ser chantajeados.
Algo parecido, pero no centrado en el terreno sexual ni de explotación de menores, es lo que explica la actuación del gobierno español respecto a la entrega de la soberanía del Sahara al reino de Marruecos.
Según
informaciones tanto de los servicios de inteligencia, concretamente información
aportada por un coronel del C.N.I. (Centro Nacional de Inteligencia), como de
la prensa argelina, y que rápidamente se han extendido por las redes sociales y
publicaciones digitales, el presidente del gobierno se habría visto chantajeado
por Marruecos para conseguir que el gobierno español “reconociese” la soberanía
del país alauita sobre el territorio del Sahara Occidental. Todo esto después
de haber sido sobornado por los príncipes y gobierno marroquíes.
El soborno
vendría a consistir en que Begoña Gómez sería socia del Gran Centro Informativo
Marroquí, señalando la prensa argelina que existe una trama entre el Instituto
de Empresas (I.E.) con la que está relacionada Begoña Gómez (I.E.) y la A.P.D. (Asociación para el Progreso de la Dirección), así como relaciones entre ADD Maroc y el I.E., concretamente con África Center que
hasta febrero dirigía la esposa del presidente español para justificar cargos
en la Universidad Complutense. Pero a pesar de esta desvinculación Begoña Gomez
ha continuado usando el nombre para captar otros negocios.
Según la
información que ha sido dada a conocer la entrada del soborno no habría ido de
manera directa a “tentar” al presidente del gobierno español Pedro Sánchez,
sino que la primera actuación del gobierno marroquí se habría centrado en la
participación de la esposa del presidente español, Dña. María Begoña Gómez
Fernández, en una empresa marroquí y en una especial relación de empresas
vinculadas a la esposa de Pedro Sánchez con otras de Marruecos, con el
beneficio económico que de ello se deriva. El entramado empresarial transcendía
con mucho los contratos de formación de la mujer del presidente.
Llegado el momento en el que todo ese entramado empresarial y societario comenzó a dar pingües beneficios, cuatro millones de euros en poco menos de un año, el príncipe heredero Mulay El Hassán
ordena a Muley Rachid, hermano menor del rey Mohammed VI y su mano derecha, así como a Nasser Burita, ministro de Exteriores y al presidente del gobierno de Marruecos Aziz Ajanuch, tan ferviente defensor de la pertenencia del Sahara a Marruecos que dice que no aceptará nada distinto a eso, telefonear al presidente español Pedro Sánchez para amenazarlo con filtrar la información sobre el entramado societario existente con su esposa y él mismo así como los millonarios beneficios de ello si España no “reconoce” la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental.
Días después
tanto la mano derecha del rey marroquí, Alí Himma, como el ministro de
exteriores, Nasser Burita, reciben contestación positiva de Sánchez y se
movilizan los medios gubernamentales y diplomáticos para dar los pasos a ese
“reconocimiento” por parte de España del Sahara como parte integrante de
Marruecos. El primer paso será concertar una reunión pública, abierta a los
periodistas, en la que el presidente Sánchez se reunirá con el rey de Marruecos.
Ahora bien, esto no es sino una puesta en escena para mostrar la capitulación
de España ante los intereses territoriales marroquíes en el Sahara y ante quién
sabe qué más.
Se trató de una humillación de España por parte de Marruecos y con el vergonzoso y cobarde silencio de Pedro Sánchez, que en ningún momento protestó ante la presencia de la bandera española del revés y la de de un retrato del invasor de la península ibérica, Ibn Ziyad, entre el presidente español y el líder marroquí.
Pero ambas cosas carecían de importancia cuando su interés estaba exclusivamente centrado en frenar la posible filtración que pondría en cuestión la actitud tanto de él como de su esposa en temas económicos, societarios y de enriquecimiento personal a costa de los intereses nacionales.
En este caso
asistíamos a un acto previo humillante de la traición de entregar a Marruecos
la soberanía del Sahara.
Dada la proximidad temporal entre esta entrevista, del "reconocimiento" de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, y el asunto del espionaje del teléfono móvil de Sánchez a través del sistema de origen israelí Pegasus, a saber que nuevas cartas guardan en la manga Marruecos y Estados Unidos y hasta que punto esto podría estas en peligro la españolidad de las ciudades de Ceuta y, de Melilla e incluso de las Islas Canarias.
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