El día 19 de
octubre se celebró en todo el mundo el día internacional del cáncer de mama, diversas
fueron las actividades que se desarrollaron buscando sensibilizar a la
población sobre esta enfermedad y sobre la necesidad de combatirla, de la misma
manera se insistió mucho en lo fundamental de recurrir a los métodos preventivos
y señalando que en la actualidad los tratamientos permiten que más de un 80% de
las mujeres que hayan contraído este cáncer sobreviven. Todos los medios
televisivos, las radios y los rotativos ocuparon gran parte de su tiempo y
espacio tratando el tema, a su vez cientos de miles de mujeres salieron a la
calle en todo el mundo y por supuesto las feministas radicales aprovecharon,
como no, para ponerse al frente de estas manifestaciones.
Ahora bien,
las organizadoras de todos estos eventos, los medios de comunicación subvencionados,
así como las omnipresentes feministas, que tan preocupadas se mostraban por la
salud de las mujeres, pasaron por alto una incómoda realidad.
Y es que tendría que hacer referencia a algo
relacionado con ese tabú moderno que bajo ningún pretexto puede ser tratado, el
de los judíos y el del Estado Israel.
Tan solo una
voz se levantó para denunciar el tema al cual vamos a hacer referencia. Se
trata la de un grupo de parlamentarios europeos que solicitaron a la
Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, que se adoptasen
medidas urgentes encaminadas a que las mujeres palestinas de la Franja de Gaza enfermas
de cáncer de mama puedan tener acceso a tratamiento tanto en Cisjordania como
en Jerusalén este, cosa que ahora no pueden hacer puesto que el ejército y la
policía israelí se lo impiden por orden del gobierno israelí.
Federica Mogherini.
Ocurre que
las gazatís, nacidas o residentes en Gaza y la franja del mismo, enfermas de cáncer
de mama no pueden acudir a Jerusalén este, Cisjordania o Jordania para recibir
el tratamiento necesario del que carecen en Gaza.
Y esto ocurre dado que las solicitudes que las
enfermas remiten a Tel-Aviv solicitando poder desplazarse para recibir tan
imperioso tratamiento son en su inmensa mayoría denegadas.
Mapa de la franja de Gaza.
Aunque hay
algunas excepciones las solicitudes la práctica totalidad son rechazadas.
Esta actitud
la del gobierno israelí no puede recibir una calificación distinta a la de inhumana,
y más cuando por fuentes solventes internacionales es conocido el hecho de que el
ejército israelí desde el año 2011, año en que comenzó la crisis siria, está
proporcionando servicios médicos a aquellos terroristas que resultan heridos en
los combates contra el ejército sirio.
Siendo Moshe
Yaalon, ministro israelí de asuntos militares, el que señaló en junio del 2015
que Israel aportaba ayuda sanitaria y suministro de medicinas a los autodenominados
opositores armados (terroristas) en Siria, entre esos autodenominados grupos
opositores se encontraban muchos miembros del grupo terrorista Al-Nusra.
Primer ministro israelí saludando a terrorista de Al-Nusra atendido en hospital militar de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Moshe Yaalon
Indicando
Yaalon que lo hacían sólo bajo dos condiciones: una que no se acercarse a los
territorios palestinos ocupados, y otra que sus ataques no afectasen a la
comunidad drusa. Ambas condiciones no precisamente puestas por cuestiones humanitarias
sino por intereses estratégicos del Estado judío.
Estos datos
no hacen otra cosa que añadir gravedad a la execrable acción israelí de no
permitir a las palestinas enfermas de cáncer de mama de asistir a Cisjordania,
Jerusalén este y Jordania para recibir tratamiento. Tampoco Israel se ocupa de
proporcionar medios sanitarios para que las enfermas puedan ser tratadas en la
franja de Gaza.
Palestina afectada de cáncer de mama.
Pero de esto
no hablarán ni los medios del Sistema y mucho menos lo harán las feministas
hegemónicas que tanto dicen defender a la mujer o los partidos que tanto hablan
de defender los derechos humanos.
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