Tal y como
viene ocurriendo desde que se inició el movimiento migratorio apocalíptico que
padecemos, nuevamente nos han engañado.
Nada de todo lo que acontece podrá
comprenderse si no somos conscientes de que estamos ante un movimiento sociopolítico
perfectamente orquestado por la élite globalista internacional para implementar
el Plan Kalergi y así acabar con la identidad de Europa.
Nos encontramos
ante un engaño que nuevamente se ha basado en la manipulación grosera de los
sentimientos humanos más profundamente arraigados en los que conformamos la
sociedad europea.
Los globalistas se sirven de la emoción y del profundo pesar que produce en nosotros ver como mujeres, niños y hombres
desprotegidos se encuentran en situaciones de grave peligro en las que está en
riesgo su identidad física, siendo mayor ese pesar cuando nuestra actuación
puede servir para liberar esas víctimas de tales situaciones.
Todos los engaños de los que los globalistas
se sirven funcionan debido a que en el ser humano, especialmente en el
moralmente más evolucionado, el sentimiento se impone a la reflexión, llegando
incluso a anularla, creando a la par una suerte de complejo de culpa en todo
aquel que llegue a oponerse a este pensamiento buenista sentimentaloide .
Y es jugando
con estos sentimientos que pretenden conseguir, y de hecho en muchos casos
consiguen, que apoyemos y defendamos posiciones y acciones políticas que si
fuésemos capaces de someterlas a un análisis objetivo minimamente crítico
nunca defenderíamos o apoyaríamos.
Esos que
pretenden acabar con la identidad europea son muy conscientes de todo esto, y
por esa razón se sirven de ese talón de Aquiles europeo para generalizar un
buenismo suicida que llevará a que los europeos en general, y especialmente los
españoles en estos momentos, admitamos medidas y acciones objetivamente
contrarias a nuestra supervivencia como sociedad dotada de una identidad que
nos fortalece.
En casos
anteriores al que ahora nos vamos a referir recurrieron al mismo sistema,
movilizar un sentimentalismo paralizador para lograr el apoyo, o al menos el
silencio cómplice, de la población europea a la inmigración masiva e incontrolada e ilegal.
Lo hicieron
con la publicidad simultánea, generalizada y manipulada de la imagen del
cadáver del pequeño Aylan tendido en la playa tras ahogarse frente a las costas
griegas.
También
recurrieron a la movilización del sentimentalismo cuando inundaron la prensa y
las televisiones europeas con las fotografías, claramente manipuladas, de un
grupo de “refugiados sirios” cruzando un pequeño riachuelo, que nos vendieron
como rio, sirviéndose de cuerdas para atravesarlo.
De la misma
manera movilizaron el buenismo cuando manipularon unas imágenes en las que
supuestamente una decena de "refugiados" estaban a punto de morir ahogados en
medio del Mediterráneo, cuando la parte de las fotografías que fue ocultada a la opinión
pública demostraba que los que supuestamente estaban a punto de ahogarse de
hecho estaban junto a la costa y podían hacer pie.
Pues bien,
en el caso que vamos a tratar ahora nos encontramos con que hace tan solo dos
semanas un barco de rescate de la “humanitaria” ONG Proactiva Open Arms, contando
con la presencia y colaboración del jugador estrella de la NBA Marc Gasol,
rescató en aguas internacionales el cadáver de un niño y a la madre de este que
se encontraba con vida sobre el mismo trozo de madera.
Según los
presuntos rescatadores los individuos (el niño y su madre) fueron abandonados a
su suerte por Guardacostas libios dos días antes.
Toda esta
información se presentaba acompañada de gran cantidad de material fotográfico que
habrían realizado los rescatadores del Open Arms, pero como más adelante se verá
será precisamente la amplia base gráfica la que ha servido para demostrar que
todo el suceso no había pasado de ser un burdo montaje.
La finalidad
de este circo mediático no es otra que culpabilizar a las patrulleras libias
de atacar en sus aguas jurisdiccionales a los inmigranes ilegas y de acusar a Italia de prohibir que barcos
de las ONGs cargados con estos inmigrantes a punto de ahogarse en el
Mediterráneo de atracar en sus puertos.
Pero como
estamos a punto de demostrar nos encontramos ante una nueva operación mediática
para combatir medidas políticas recurriendo para ello a cuestiones que movilicen
lo sentimental y ese buenismo que paralizará todo cuestionamiento crítico de la
realidad y que llevará a que la población se oponga a las medidas de unas
autoridades rendidas a la opinión pública que es la que les mantiene en el
cargo.
El estudio
que ha llevado a desmontar la mentira que nos han vendido sobre el supuesto
rescate y la también supuesta actuación previa de las patrulleras libias ha
sido posible gracias a las investigaciones que el analista político Rubén
Pulido realizó y que detalló en un hilo de twiter.
El analista
referido realizó un estudio pormenorizado y esclarecedor de las numerosas
fotografías que los miembros de la ONG proactiva Open Arms hicieron públicas.
Lo primero
que señala el analista en su twiter es lo siguiente: “Lo que está claro es que
toda esta escenografía no es propia de un rescate humanitario, puedes
documentarlo, pero no convertirlo en un plató de televisión, con cámaras,
tiempos entre planos, famoso de rigor, y mucha sangre fría. ¿48 horas de naufragio
y ahora tengo que posar?”.
El analista
Ruben Pulido señala que tras estudiar pormenorizadamente las
distintas fotografías encuentra:
1.-Cuando
se visiona el plano general se puede observar que en el momento del rescate tan
sólo dos de las 9 personas participan en el salvamento de la mujer, a la que se
le ha dado el nombre de Josefa como forma de acercar aún más a la rescatada a la
emotividad de los sujetos, porque desde luego Josefa no parece un nombre
precisamente subsahariano.
2.- Otro
dato importante que nos aporta hace referencia al tiempo que transcurre entre
la llegada del barco hasta que los rescatadores acuden a la tabla sobre la que
se encuentra boca arriba la denominada Josefa transcurren nada más y nada
menos que 24 minutos, en el intervalo se dedican a sacar fotografías de la
inmigrante a punto de ahogarse y de la aproximación de la embarcación de Open
Arms.
Lo más lógico en un rescate es lanzarse inmediatamente
al agua para socorrer a la persona en peligro, pero por lo que se ve en este
caso la prioridad era otra.
Del mismo modo
el analista nos aporta pruebas evidentes de que el cuerpo de Josefa no presenta
síntomas de haber estado durante más de 48 horas naufragando sobre una tabla
expuesta al sol y la brisa marina, respecto a este asunto aporta los siguientes
puntos que vienen a sumarse a los dos puntos antes citados.
3.- Destaca
que la inmigrante tuviese las uñas perfectamente esmaltadas después de un naufragio
de 48 horas durante el cual estuvo expuesta al agua y a un sol que la debía golpearla de manera inmisericorde.
4.- De la
misma manera ni en la cara ni en los brazos se aprecian quemaduras solares de
ningún tipo, algo incompatible con alguien que ha estado un mínimo de 48 horas sometida
al sol, pues carecía de cualquier tipo de refugio que le proporcionase sombra.
5.- Igualmente
nos encontramos con que la mujer rescatada tras esa peripecia de 48 horas sometida
al sol, a la deshidratación y a los golpes del agua no tenía los labios
deshidratados ni los dedos arrugados.
No todo
acaba aquí, puesto que una de las cuestiones a las que hace referencia la ONG Proactive
Open Arms es acusar a Libia de haber abandonado a los inmigrantes a su suerte.
Pero lo cierto, y confirmado por la periodista alemana Nadja Kriewald que se
encontraba a bordo del Guardacostas libio cubriendo la operación de salvamento, es que fueron rescatadas un total de 158 personas, asegurando la periodista que
ninguna persona quedó sin ser rescatada y mucho menos fue obligada a no subir al barco para partir sobre unos
restos de madera. De hecho, el Open Arms no estuvo presente pues se encontraba
a 110 millas náuticas según indicaba su localización por GPS. La misma
periodista concreta diciendo que no se abandonó ni a la mujer superviviente ni
a los dos fallecidos por el mero hecho de que no quisieron subir a la patrullera.
Hemos de tener
perfectamente claro que estamos ante una guerra que no se desarrolla tanto en
los campos de batalla cuanto en la propaganda y en los medios de comunicación,
en su inmensa mayoría controlados por los globalistas. Es por esto que hemos de
poner en entredicho todas esas informaciones que los medios nos presentan, y
más cuando más acudan al corazón, se generalicen en todos los medios, en un
mismo momento y tengan lugar coincidiendo con momentos políticos concretos que pongan en peligro los intereses
globalistas de ocupar Europa.
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