Parece que
nadie quiere darse cuenta de que los ataques que Arran (juventudes
independentistas de la C.U.P) viene llevando a cabo estas últimas semanas
contra intereses turísticos en Cataluña y Baleares, acciones violentas
organizadas perfectamente y que atacan tanto a autobuses, bicicletas o pequeños grupos de personas, no son otra cosa que acciones de guerrilla urbana
que sirven como preparación para acciones de mayor calado que piensan llevar a
cabo el 1 de Octubre, día en el que buscarán crear serios incidentes para
provocar a las Fuerzas de Seguridad y así poder vender imágenes sesgadas en el extranjero para desarrollar su
penoso a la par que efectivo victimismo.
Sus acciones
no se limitan a atacar restaurantes, pinchar bicicletas o amedrentar a
turistas, sus ejercicios de entrenamiento les ha llevado a manifestarse de modo
violento frente a un cuartel de la Guardia Civil, a agredir a catalanes que
portaban la bandera nacional mientras pedían que la selección española de
futbol jugase en Cataluña, a asaltar una sede del PP o profanar una imagen de
la Moreneta.
Lo que como
español patriota al que le duele profundamente España temo es que la acción,
más bien ausencia de ella, de la justicia y de las fuerzas de seguridad: mossos, policía local y policía nacional. Temo que esta inacción ante estas acciones de arran sea un
anticipo del comportamiento que mantendrán el 1 de octubre ante el referendum y
sobre todo cuando el día 2 los secesionistas declaren unilateralmente la independencia.
Estamos ante
una situación crítica en la que toda actuación en pro de la Unidad de España es
perseguida y reprimida, tal y como ocurrió con los camaradas que entraron en blanquerna gritando a
favor de la unidad nacional siendo por ello condenados a cuatro años de prisión
o cuando otros pusieron pegatinas con la bandera nacional en Barcelona y fueron por ello multados con 350 euros.
Mucho me
temo, pues la experiencia lo indica, que el 1-O los secesionistas terminarán colocando las
urnas y el gobierno no recurrirá a la fuerza pública para impedirlo, tampoco
creo que la reacción de este gobierno cobarde y pusilánime vaya más allá de realizar meras
declaraciones rimbombantes y recurrir
al Tribunal Constitucional, un tribunal ninguneado por los indendentistas, un tribunal cuyos fallos
no han servido para absolutamente nada desde el momento en que los secesionistas no los han cumplido ni las
autoridades han forzado a que estos fallos se cumpliesen.
Creo que se
va acercando la hora en que algunos demuestren que los juramentos están para ser
cumplidos y no sólo están para desfilar, hacer maniobras, llevar las botas lustrosas y
las estrellas brillantes o para ir al extranjero sirviendo a intereses que no siempre coinciden con los de nuestra patria.
La inmensa
mayoría de los uniformados se escudarán en la obediencia para no cumplir con su sacrosanta obligación de defender la unidad de la patria, pero han de recordar
su juramento y no olvidar que por encima de la obediencia está siempre el honor.
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