sábado, 17 de junio de 2017

¿Qué sucedió de verdad con el héroe del monopatín?



                                                                                           


La muerte-asesinato en Londres de Ignacio Echevarría, ya conocido como “el héroe del monopatín”, presenta tal cúmulo de aspectos oscuros y contradicciones que más que levantar dudas respecto a la versión oficial, directamente nos lleva a considerarla como falsa y plantearnos otra.

                                                                               

En primer lugar vamos a señalar las contradicciones y aspectos sospechosos a los que nos hemos referido:



1.- El tiempo, exagerado, que tardaron las autoridades británicas en confirmar a las familias y a la opinión pública que Ignacio se encontraba entre los fallecidos. Nada más y nada menos que cuatro fueron los días que tardaron en hacer público su fallecimiento. Recuérdese que en cuestión de horas fueron identificadas más de 70 personas tras el atentado del 11M, estando los cuerpos afectados por hondas explosivas, por metralla y habiendo sufrido la acción del fuego. Por mucho que se nos diga que el retraso fue debido a los protocolos de la policía y de la justicia británica no tiene sentido puesto que tras el caso del atentado de Manchester las víctimas fueron rápidamente identificadas e incluso los terroristas que se hicieron explotar lo fueron.

2.- No haber permitido a los familiares durante esos días verificar visualmente si entre los fallecidos se encontraba su familiar.

3.- Haber sido realizada la autopsia del cadáver exclusivamente por un forense oficial   británico, sin la asistencia de ningún forense independiente encargado por la familia o por la legación diplomática española.

4.- Haciendo referencia también a la autopsia hay que añadir que una vez llegado a España al cadáver de Ignacio no se le realizó una segunda autopsia por parte de las autoridades españolas para de ese modo corroborar los resultados de la realizada por las autoridades británicas.

5.- Las declaraciones realizadas por los familiares del finado dos días después de haber regresado a España señalando que Ignacio no fue asesinado defendiendo a una mujer que estaba siendo acuchillada por los terroristas como hasta entonces mantuvieron, sino que fue apuñalado intentando salvar a un policía que estaba siendo acuchillado. Declararon que habían mantenido la versión falsa por miedo (¿?) a que Ignacio pudiese sufrir algún tipo de agresión por parte de los terroristas aún no detenidos.

6.- Falta de concordancia entre las declaraciones de la familia cuando ya había regresado a España y la de los amigos que acompañaban a Ignacio durante el incidente que le costó la vida.



La información que ahora se va a aportar no es para nada contradictoria u oscura, más bien todo lo contrario, es clarificadora desde el momento en que aporta luz respecto a lo que ha podido suceder realmente y se encuentra detrás de todo el teatro que se nos ha vendido.



Se trata de algo aparentemente trivial, pero como se verá resulta fundamental para entender que pudo acontecer esa aciaga noche londinense, me estoy refiriendo al lugar donde trabajaba y la función que realizaba en él.

Trabajaba en el BSCH ( The Hong Kong and Sanghai Banking Corporation), la función que desarrollaba era adaptar las directivas europeas  bancarias contra la corrupción, el blanqueo y la financiación del terrorismo. Vigilaba muy de cerca los movimientos de grandes cantidades de dinero provenientes de Yemen, Líbano o Arabia Saudí. Según los que lo conocieron era sumamente concienzudo, pero ante todo defendía el trabajo que estaba haciendo y los datos que conseguía sin plegarse a presiones de los directivos. Tal y como señala su amigo Paco “tiraba para adelante sin dudar con lo que consideraba justo y adecuado, era un ejemplo”.

Con todo lo hasta ahora descrito es lógico pensar que si Ignacio hubiese descubierto algún chanchullo o relación con el terrorismo por parte del Reino Unido no se habría plegado a las presiones de directivos del BSCH o de las autoridades británicas para que guardase silencio respecto a esas actividades. Se podría haber convertido en un peligro que habría de ser “neutralizado” por los servicios de inteligencia de su graciosa (¿?) majestad.



Pero esto adquiere mayor verosimilitud si tomamos en consideración que la mayor fuente del terrorismo internacional se basa en la alianza imperial anglo-saudí, alianza derivada del acuerdo Al-Yamamah suscrito por Londres y Riad en 1984.

Al-Yamamah es el mayor fondo encubierto de los servicios de inteligencia tras la segunda guerra mundial. Fondo amparado por la Ley de secretos oficiales de su Majestad y las finanzas igual de impenetrables de la City londinense, zona a la que diariamente acudía para trabajar Ignacio. Los movimientos económicos se realizarían entre la City y los paraísos fiscales extraterritoriales no regulados bajo dominio británico.

                                                                                   



El acuerdo de Al-Yamamah (que significa la paloma) es una alianza geoestratégica en la que se establece una suerte de trueque de armas por petróleo que fue negociado por el príncipe Bandar bin Sultán, entonces embajador de Arabia Saudí en Estados Unidos, y la primera ministra británica Margaret Tatcher.

                                                                                 

Debido tanto a lo opaco de las operaciones bancarias como  al hecho de que uno de los participantes, Arabia Saudí, sea uno de los países reconocidos internacionalmente como uno de los mayores apoyos al terrorismo yihadistas, es más que posible que Ignacio, dada su función en el BSCH,  descubriese los manejos de los hijos de la Gran Bretaña y se  negase a mirar para otro lado dejando que se mantuviese el status quo de apoyo al terrorismo y de utilización de paraísos fiscales existente en la City.



Llegados a este punto los que dominan las finanzas y se sirven del poder que el dinero ilegal les proporcionan no podían permitir que nadie “metiera la nariz” y pusiera en peligro el suculento a la par que vergonzoso negocio con Arabia Saudí. Dada la rectitud de Ignacio y al ver que no se plegaba ni a sobornos ni a chantajes los gerifaltes optaron por poner el asunto en manos del MI5, y es ahí donde se desarrolla toda la operación que lleva a hacer desaparecer a Ignacio. Y no olvidemos que el mejor lugar para esconder una botella es entre otras botellas, lo mismo ocurre con un muerto.

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