En esta
entrada voy a referir un episodio histórico hasta ahora desconocido, un
episodio en el que si los judíos hubiesen sido las víctimas, y no los
criminales verdugos, sería conocido a nivel mundial al haber sido publicitado
mediante películas lacrimógenas, series juveniles, documentales e incluido en los libros escolares o universitarios de historia.
Pero como las víctimas no son miembros del
“pueblo elegido” todo lo ocurrido ha estado y continúa estando sometido al
mayor de los silencios, es decir censurado.
Dar a conocer esta información automáticamente lleva a tildar de antisionista, antijudío o más generalmente antisemita (aunque las víctimas también eran semitas) al que habla de este episodio histórico.
Pero por
mucho que el pueblo judío se quiera presentar como una víctima ante el mundo, la comunidad judía, no es la
única ni la principal víctima de la humanidad, la verdad histórica nos muestra que
en no pocas ocasiones esta comunidad ha sido la causante del sufrimiento de una gran parte de la humanidad.
Este hecho
histórico al que nos vamos a referir es uno de esos episodios en los que los
judíos, lejos de ser víctimas son los victimarios. Un hecho histórico
voluntariamente ocultado y pasado por alto tanto por Hollywood como por la comunidad
de historiadores y la prensa esclava del sistema.
Pero
comencemos a relatar el hecho al que nos vamos a referir.
Hace unas
semanas el periódico israelí de ámbito local “Israel Hayom”
refirió que a
finales de los años cuarenta del pasado siglo, coincidiendo con la creación del
Estado judío en Palestina en 1948, el régimen de Israel realizó exámenes
médicos a niños yemeníes sin contar con el consentimiento de sus padres para experimentar con ellos, varios
de esos niños habrían fallecido como consecuencia de tales
"exámenes". De la misma manera a los niños que fallecieron se les
realizó la autopsia sin el permiso de los padres.
Según
explica el señalado diario, las autoridades israelíes dieron orden de robar los
niños al nacer o secuestrar a los niños de corta edad cuando estos enfermaban,
siendo llevados a hospitales donde los médicos o las enfermeras comunicaban a
los padres que sus hijos habían fallecido, aunque sin aportarles certificado de
defunción alguno ni mostrarles la tumba donde supuestamente se encontraban los
cuerpos de sus hijos.
Según indican
los informes que hizo público el periódico israelí la mayoría de los niños
yemeníes y árabes, conocidos como mizrahies que sobrevivieron a esos “tratamientos”
fueron entregados a familias judías ashkenazíes (procedentes del Centro y Este
de Europa).
El mismo periódico
publicó fotografías de los niños yemeníes que habrían sido sometidos a los experimentos
médicos.
Con fecha
anterior a esta publicación del diario Israel Hayom otros medios también
israelíes detectaron que otros 733 niños también desaparecidos habían
fallecido.
Hay que señalar
que estudios e investigaciones de algunas O.N.G.s dieron a conocer que hasta el
año 2017 otros 800 menores habían muerto en circunstancias parecidas a las
antes señaladas.
Pero no se pueden pasar por alto las
reiteradas acusaciones de robo de menores en distintas catástrofes naturales en
las que actuaban supuestos equipos de salvamento del Estado judío. En Tibet,
Turquía, Haiti,etc. fueron acusados de hacerse con menores huérfanos para utilizarlos en el mercado de órganos o
para darlos en adopción a familias de Israel.
Todo esto sin entrar
en el tema del Sacrificio Ritual Judío con niños cristianos, llamado por ellos libelo de sangre.
Pero seguirá
habiendo gente entre nosotros que defienda a Israel como muro de contención del
mundo musulmán, cuando el mayor enemigo está en ese Tel-Aviv que provoca la división en la zona, apoya al ISIS y como seguidora del Talmud es cristófoba.
Muchos medios árabes señalan que en la guerra de agresión que ahora libra Arabia Saudí, aliada de Israel, con Yemen el pago a la colaboración de inteligencia y al apoyo militar judía sería entre otras la aportación de menores yemeníes.
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