España se
enfrenta en estos momentos a uno de los mayores peligros que ha sufrido su
integridad territorial a lo largo de su historia reciente, su Unidad está
siendo puesta en serio peligro por la acometida secesionista de las autoridades
de la Generalidad.
Desde que se instauró esta partitocracia en 1978 no
se ha hecho otra cosa que dar alas a los que persiguen acabar con la Unidad
Nacional, se impuso el sistema autonómico, se les traspasaron a las regiones
con mayores ambiciones de ruptura gran
cantidad de transferencias.
Más adelante, cuando los nacionalistas
catalanes se quitaron la careta y se
mostraron claramente secesionistas, la posición que tomó el gobierno de turno
fue la de la avestruz, escondieron la cabeza bajo tierra manteniendo que los secesionistas no serían
capaces de llegar a desafiar abiertamente la legalidad o la democracia, esta
gentuza nunca habla de Unidad de España como realidad superior y que no puede
ser puesta en duda por los votos, las leyes, le economía o la Constitución.
Poco a poco esos que atacan la Unidad de España han ido avanzando,
manifestándose, promoviendo las mentiras en los centros educativos,
criminalizando el uso del español e incluso realizando consultas que habían
sido prohibidas por las más altas magistraturas judiciales del Estado. Pero el
cobarde método de decir que esto se desinflaría solo y que no era el momento de
actuar porque se daría alas a un independentismo que no ha hecho otra cosa que
crecerse y ha seguido adelante.
Ahora nos
encontramos ante un nuevo desafío, el presidente de la Generalidad Puigdemont
ha convocado un referéndum para tras su realización se produciría la
denominada “desconexión con España”, en español una declaración unilateral de
independencia.
¿Y que ha
ocurrido, que medidas ha tomado el gobierno de la nación y cuál ha sido la reacción de la
opinión pública y de la opinión publicada?
La respuesta
es triste a la par que clara, NINGUNA, es como si no hubiese ocurrido nada.
¿Pero cómo
es esto posible?. Pues muy sencillo ocupando la mente de una población ya de
por si anestesiada.
Los medios
de comunicación, que son los que marcan
la importancia de los hechos para la práctica totalidad de los españoles,
vienen poniendo el centro de su interés en el asunto de la lucha intestina
dentro del PSOE, con la figura de Pedro Sánchez por medio y en la desaparición
de Diana Quer.
Con esto no
pretendo dar a entender, ni mucho menos, que los sucesos señalados sean falsos
o estén voluntariamente provocados
para apartar el centro de la
opinión del pueblo de la gravedad del ataque secesionista. Lo único que hago es
señalar que los medios de comunicación
se sirven de estos dos hechos noticiosos para dándoles una importancia
inusitada conseguir que la mente de los españoles fijen su interés en lo que
voluntariamente se ha convertido en mediático e incluso adictivo.
De lo que no me cabe la más mínima duda es que al
igual que las diferentes líneas editoriales de los medios coinciden en la defensa de aspectos tales como la
democracia, la constitución, las autonomías o el de recibir a los inmigrantes,
también lo hacen a la hora de poner en primera línea periodística, machacando a
la población con ciertas noticias o sucesos ( Casos de Pedro Sánchez y Diana
Quer ahora) obedeciendo líneas informativas marcadas desde los más altos
niveles de poder. Junto a este destacar algunas cosas va unido el dejar de lado
lo referente a la Unidad Nacional, a la par que se oculta la grave realidad que
acogota a España mediante la machacona repetición de temas que terminan por ocupar el interés de la
población.
Lo
fundamental es por supuesto no caer en ese engaño y por otro hacer lo posible
para dar a conocer la gravedad por la
que atraviesa ahora la Unidad Nacional.
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