Si nos
referimos al tema del secesionismo catalán hemos de señalar que todos los
españoles hemos estado sometidos a una suerte de vacunación paulatina en la que
se nos han inoculado grados cada vez
mayores de acercamiento a lo que es la ruptura de la Unidad Nacional.
Todas estas inoculaciones, que han ido de menos a
más, nos han venido acostumbrando a que ninguna de estas producían consecuencia
real alguna, con lo que, incluso muchos patriotas, han ido perdiendo
consciencia de la gravedad de las medidas que los secesionistas han tomado
estos últimos días.
Se ha creado
un adormecimiento derivado de esa lenta pero continuada presentación de pequeñas actuaciones secesionistas que supuestamente
no daban lugar a consecuencia negativa alguna. El español, incluso el patriota
español, ha terminado por no darse cuenta ni reaccionar ante estos pasos de
abierto separatismo ante los que nos encontramos.
El
parlamento catalán ha declarado de modo explícito en la última reunión que ha
llevado a cabo su inequívoca intención de llevar adelante la secesión, y ha
afirmado que no aceptará las decisiones judiciales ni las órdenes
gubernamentales que pudiesen tomarse para oponerse a este proceso separatista.
Los
secesionistas han llegado a un punto en el que tan solo el recurso a la fuerza
legítima del Estado puede salvaguardar la Unidad Nacional. Dentro de esta fuerza legítima se encuentra por
supuesto el de las Fuerzas Armadas, y llegados a esta situación los ejércitos y
la armada tienen la obligación de cumplir con la sagrada misión de defender la unidad patria, caso contrario
estarían incumpliendo su obligación y
perjurando al no cumplir los sacrosantos
juramentos que realizaron.
Y para nada puede esgrimirse la obediencia
como impedimento a la acción. si la autoridad
legítima no ordena realizar lo preciso para salvaguardad la Unidad Nacional
esta ha de llevarse a cabo de modo independiente a esta. Y esta escusa no es
válida puesto que el honor está muy por encima de la obediencia.
Ser militar
es tener una obligación para con la Patria, y no sólo llevar las botas limpias, desfilar o estar de maniobras.
Pero al
igual que las Fuerzas Armadas todos los españoles tenemos la ineludible
obligación de defender l Unidad de España, que ni el sometimiento a lo
políticamente correcto ni que las circunstancias de este Estado partitocrático
nos paralicen.
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