jueves, 28 de abril de 2016

No votar, no colaborar.



                                                                                 


                                                                         

Con toda seguridad muchos camaradas patriotas e identitarios no estarán de acuerdo con la tesis que voy a exponer, pero con ella no pretendo descalificar ni mucho menos minusvalorar la actividad político-electoral que estos  llevan a cabo con gran esfuerzo y acendrado patriotismo. Ahora bien, todo esto no es óbice para que mi planteamiento con respecto al hecho de acudir a las urnas sea el que es.
Paso a exponer mi posición y a enumerar las razones sobre las que sustento mi punto de vista.
 La idea que sostengo es que no se debe acudir a las urnas en este sistema partitocrático que padecemos. Sinceramente no creo que del hecho de acudir a votar se derive nada positivo, más bien todo lo contrario.
Quisiera en este momento poner de manifiesto que al escribir estas líneas me siento un poco incómodo puesto que no pretendo enfrentarme ni  incomodar a esos camaradas que han tomado una opción distinta a la que sostengo, para ellos mi más sincera admiración.
Ahora bien, estoy convencido de que nada de lo que ahora tratamos puede ser acertadamente analizado si no partimos de reconocer una realidad determinante, esta realidad de la que debemos partir si pretendemos realizar cualquier juicio  es que estamos en un estado de guerra sin cuartel, una guerra que en estos momentos no se lleva a cabo en nuestra España por medio de las armas, pero que no por ello deja de ser menos cruel y amenazante.
                                                              
                                                                  





El primer aspecto que considero que hay que tomar en consideración es el de la legitimación del sistema que de hecho realizamos cada vez que participamos en él, es como participar voluntariamente con unos amigos en una competición a la que nos han invitado, si nos informan de cuáles son las reglas del juego y aun así  participamos estamos de hecho aceptando tales normas
Se argumentará, y no sin  razón, que la participación en las elecciones a  través del voto o a  mediante la concurrencia a estas es la única forma de la que disponemos para influir en la política que afecta a las decisiones de nuestra nación.
Además de esto, no podemos caer en la ingenuidad de pasar por alto que el sistema jamás nos permitirá acercarnos, siquiera un poco, a posiciones de poder que puedan dar un sentido nacional a la política española.
Para apercibirnos de ello baste con acordarse de  cuál ha sido la reacción del sistema y de los partidos a sus órdenes, tanto de derechas como de izquierdas, cada vez que alguna candidatura patriota o identitaria ha recibido un apoyo popular que le hubiese permitido acercarse al poder en países o territorios menores.
 Recordemos como en Francia la candidatura  del Frente Nacional de Marine Le Pen recibió un apoyo popular tal en la primera vuelta de las elecciones pasadas que en la segunda se daba por seguro su acceso al poder en numerosas  regiones y comunas, así como una amplia representación en el parlamento nacional. Pero ante esta tesitura la izquierda pidió el voto para la derecha en todas aquellas circunscripciones donde el Frente Nacional tenía posibilidades ciertas de alcanzar el poder.

                                                                   
                                                         

                                                                
O bien ocurrirá como aconteció en Austria cuando la presión internacional obligo a que un primer ministro “poco sometido al sistema”  elegido por la población de ese país fue obligado a dimitir del cargo. 
En el caso de Grecia con Amanecer Dorado, nos encontramos con una persecución que ha ido desde la difamación mediática a la persecución judicial con encarcelamiento  ilegal de sus dirigentes pasando por el asesinato de varios de sus militantes.
En este aspecto se objetará que esto no ha ocurrido en todos los casos y se pondrá como ejemplo el gobierno patriota húngaro no sometido al sistema y el crecimiento del nacionalismo en los países del este de Europa.    

                                                           
                               
                                                           
                                                               
Nuevamente hay que dar la razón a los hechos que señala esa supuesta refutación, pero sólo en parte ya que estamos ante un ejemplo que para nada se puede equiparar a la situación española.
Los países del este de Europa, que es donde están triunfando las asociaciones y partidos patrióticos, no han soportado durante estos últimos cuarenta años  el martilleo ideológico de un liberalismo antinacional como el que sí ha padecido el pueblo español. Además todos esos países han padecido  durante más de sesenta años una tiranía comunista atea y apátrida que les ha sometido a la par que , sin haberlo buscado, les ha mantenido a salvo del consumismo materialista y liberal que nosotros hemos padecido durante décadas.
Precisamente esa tiranía atea y antinacional es la que debido a su inhumana opresión ha provocado la reacción a la que estamos asistiendo.

Un último punto al que quiero referirme se refiere a como las denominadas fuerzas nacionales no consiguen con la presentación a las elecciones  otra cosa que mostrar una y otra vez la escuálida fuerza electoral. En palabras quizá fuertes diría: “no nos cansamos de hacer una y otra vez el ridículo” y que conste que no es ser inasequibles al desaliento, es no caer en la cuenta de que estamos dando alegrías a nuestros enemigos a la par que les proporcionamos carta de valor democrático al permitirles decir que todos se presentan, incluida la”extrema-derecha”.


Se podrá decir, y no sin   razón, que no basta sólo con criticar una forma de lucha como es la electoral sino que hay que aportar soluciones o al menos  una forma alternativa para afrontar la crítica situación por la que atraviesa España.

Desde mi punto de vista la lucha hay que desarrollarla precisamente ahí donde se libran las batallas, es decir en los terrenos ideológico, cultural, formativo y espiritual.
 Hemos de luchar en los espacios donde podemos desarrollar nuestro combate con un mínimo de posibilidad de victoria, que desde luego no es en las urnas por todas las razones que más arriba he expuesto.

Nuestros esfuerzos deben dirigirse a la formación mediante conferencias y mesas redondas dirigidas por personas capacitadas en los tema que se traten.  Hemos de jugar con las redes sociales para sirviéndonos de ellas  dar a conocer documentos, formar sobre temas concretos, promover entre los camaradas y la población en general una visión alternativa a esa realidad manipulada que los medios del sistema nos vende. La actividad debe servir también para agrupar  a esos camaradas que se encuentren aislados pero que se mueren de ganas por luchar por España.
                                                              





Tal y como están llevando a cabo algunos grupos patrióticos, especialmente Democracia Nacional,  se deben aprovechar los medios que facilita internet para poner en marcha  emisoras de radio y televisión que den información a los patriotas, que les ayuden a superar la idea de soledad que se puede tener en la situación actual y que sirva de  altavoz desde el cual movilizar en torno a conferencias, concentraciones, etc.

                                                                  



Se deben facilitar publicaciones a bajo coste, ofertar cine fórum, lugares de encuentro por medio de mesas redondas y concentraciones. En definitiva hacer uso de la imaginación poniéndola al servicio de España.

Y no podemos dejar de lado la recuperación espiritual  de la población española, en especial de la juventud. Para ello se debe presentar cual es la esencia de la nación española, como  España sólo podrá alcanzar su grandiosidad  desde la catolicidad.

                                                           


                                                               

Pido disculpas si resulto reiterativo, pero deseo dejar claro que de ninguna forma pretendo criticar a nadie o que cualquier camarada o grupo de camaradas se puedan sentir ofendidos, nada más lejos de mi intención. Todos estamos luchando por un mismo ideal que es España, y en esa trinchera estamos todos hombro con hombro.

                                                                   


                                                                    

                                                              


                       ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!

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