No hay estrategia más efectiva, y
utilizada con mayor éxito, que la consistente en dividir al enemigo u oponente
para de esta manera debilitarle, y a
través de ello poder sojuzgarlo. En la actualidad la práctica totalidad de la
humanidad es víctima de esta estrategia del “divide y vencerás”, estando siendo
la sociedad mundial inmolada en el altar
sionista que busca la imposición del poder absoluto del autodenominado “pueblo
elegido”. Esto se desarrolla por medio de una estrategia perfectamente pergeñada
y cruelmente llevada a cabo por los de la estrella de David.
Para tomar conciencia de la grave
conspiración a la que nos enfrentamos, vamos a poner como ejemplo lo que
aconteció en el Líbano en los años 70 y 80. El Líbano era conocido, debido a su nivel de vida y a la
paz social de la que disfrutaba, como la Suiza de Oriente Próximo. Por desgracia para este
país y para los libaneses, su situación geográfica, junto al Estado de Israel,
y el hecho de constituir un territorio estratégico en el oeste del Mediterráneo
lo convierte en una presa apetecible
para el Estado sionista. Para hacerse con el Líbano los judíos pusieron en
marcha la estrategia a la que al principio de esta entrada nos referimos, el “divide
y vencerás”. Israel rompió el delicado equilibrio que existía entre la
población libanesa cristiana y la de credo musulmán. El Líbano fue una creación
colonial francesa sobre parte del
territorio que constituyó Siria. Resultado de esa creación fue un
fraccionamiento de la población en la que los cristianos dominaban los puestos
y responsabilidades mayores de la sociedad mientras que el resto era
ocupado por la población de confesión musulmana, pese a todo ello terminó estableciéndose
un equilibrio, no exento de tensiones, entre ambas comunidades.
Tras la ocupación del territorio palestino y la
creación del Estado de Israel, durante la guerra de los seis días, había en el
Líbano más de 400.000 refugiados palestinos. Los cuales, situados en el sur del
Líbano, como es lógico, realizaban acciones militares contra aquéllos que
habían ocupado sus tierras y les habían confinado en campos de refugiados
sometidos a duras condiciones de vida. En ese momento las tropas israelíes comenzaron a atacar el Líbano, llevando a
cabo varias invasiones del territorio libanés.
Dada la situación, además de las
fuerzas palestinas, los cristianos crearon sus propias milicias.
En Junio de 1978, las fuerzas
israelíes se retiraron del Líbano,
excepto de lo que Tel-Aviv denominó “zona de seguridad”. Contando en esta zona
con la ayuda de una milicia cristiana libanesa que previamente había armado,
entrenado y a la que proporcionó ayuda
económica.
Más adelante, el 16 de Septiembre
de 1982, el ejército israelí ocupante de esa zona del Líbano, cercó, bajo las
órdenes del entonces ministro de Defensa de Israel Ariel Sharón, los campos de
refugiados palestinos de Sabra y Chatila, impidiendo que pudiesen salir los
refugiados palestinos o llegar las milicias palestinas para ayudar a los
refugiados. Bajo su pasividad, y habiendo dado garantías de no intervención, se
permitió la entrada de milicias cristiano-falangistas libanesas que acabaron con la vida de unos 3.500 refugiados
palestinos. La matanza no sólo fue permitida por Israel, sino que fue instigada
por las fuerzas militares sionistas. Esta masacre dio lugar a un
enconamiento hasta límites inimaginables
del odió entre las comunidades cristiana, drusa y musulmana, hecho que hizo que
la capacidad militar defensiva de las fuerzas libanesas se redujese
drásticamente, e Israel pudiese ocupar el Líbano hasta 1983.Durante la
ocupación, las tropas israelíes fueron asediadas por nuevos grupos libaneses,
entre los cuales destaca el grupo chií Hezbolá, fundado en 1982. Hezbolá
continuó su actividad contra Israel en el sur del Líbano, enfrentando, principalmente,
la ocupación de Palestina.
Cuestiones como el apoyo
logístico, entrenamiento y suministro de armas a las milicias cristianas, sólo
tienen sentido dentro de un plan del que la matanza de Sabra y Chatila es parte
fundamental. De esta manera, los israelíes lograron enfrentar, y así dividir, a
las fuerzas libanesas que juntas podrían ser un serio oponente para sus planes
de invasión del estratégico territorio libanés.
Algunos podrán argumentar que esta
matanza fue la respuesta de las milicias cristianas, falanges libanesas, de
origen principalmente maronita, a la
Masacre de Damour, en la que unidades de la OLP habían asesinado a 582
cristianos y profanado posteriormente un cementerio también cristiano.
Siendo ciertos estos datos que
hacen referencia a una venganza contra lo acontecido en Damour, estos no varían
para nada la tesis que esta entrada mantiene. Ciertamente, la motivación que
movió a las tropas cristianas a actuar en Sabra y Chatila pudo ser la venganza,
pero lo que aquí se considera es la actitud pasivo-activa (pasiva en tanto que
no actúo y “sólo” dejó hacer, pero activa en cuanto que cercó los campos de
refugiados, impidiendo el escape de los palestinos atacados e imposibilitando
que cualquier ayuda de milicianos palestinos pudiesen penetrar para defender a
los que estaban siendo masacrados.
Lo que aquí resulta trascendental
es cuál fue la razón por la cual el Estado de Israel no actúo directamente
contra esos campos de refugiados cuando al Estado judío nunca le ha importado
lo que la comunidad internacional pudiera
pensar, ni las críticas o condenas que de ésta pudiera recibir.
La única explicación es que
permitiendo y favoreciendo una masacre de las milicias cristianas se produciría
un odio insalvable entre las comunidades cristiana y musulmana. Logrando de
este modo dividir las fuerzas libanesas que podrían haber enfrentado un
posterior ataque e invasión total y perdurable del territorio libanés.
La tesis que aquí se defiende es
que el sionismo internacional está aplicando en la actualidad, y a nivel global,
esta misma estrategia para lograr implantar su tan anhelado Gobierno Mundial
Sionista. Tal y como se propusieron los Iluminados de Baviera desde su creación
en 1776, ellos marcaron una serie de fases que habrían de implementarse para
lograr el dominio judío sobre toda la humanidad.
Todas estas fases que,
inexorablemente, se han ido cumpliendo, han pasado siempre por la aplicación de
la estrategia a la que nos hemos referido anteriormente, jugando con enfrentar a
una tesis ( el cristianismo, el capitalismo, las monarquías absolutas o el
imperio germánico), una antítesis (el materialismo ateo, el comunismo o los
imperios occidentales) para dar lugar a una “síntesis buscada” que sería un
paso más hacia la implantación del Nuevo Orden Mundial que daría el poder
absoluto a los judíos sobre el resto de la humanidad.
Con la revolución rusa, dirigida,
llevada a cabo y apoyada por la judería internacional, se consiguió la
fragmentación del poder zarista para dar paso al comunismo y a un Tratado de
Versalles que, con ayuda del sionismo internacional y del belicismo anglo-yankee, dio lugar a la caída de los
países-nación para dar paso a la creación de La Sociedad de Naciones,
promoviendo la segunda guerra mundial,
de la que surgió un poder constituido en dos bloques enfrentados que dividía al
mundo.
Igual que una de las consecuencias
de la primera guerra mundial fue la creación de la Sociedad de Naciones la
segunda dio lugar a la creación de la Organización de las Naciones Unidas ONU. Ambas
fueron primeros pasos hacia un gobierno mundial, pero esta última mucho más
controlada debido al derecho de veto de varios países, entre ellos el de los
sionistas EEUU.
Otra consecuencia, y no menor, de
la conflagración mundial fue la creación
en 1948 del Estado de Israel.
El siguiente paso establecido por
los Illuminati se basa en el enfrentamiento entre la civilización cristiana y
la musulmana, el cual daría lugar a una
tercera guerra mundial que, al finalizar, llevaría a la creación de un gobierno
mundial cuyo poder estaría dirigido por la actual élite financiero-económica y
por el poder sobre los medios de comunicación, sometido al pensamiento de lo
políticamente correcto, y que se enmarcaría en una organización mundial que
acabaría por engullir las diferentes asociaciones transnacionales, a saber:
Unión Europea, Mercosur, Asociación Asia- Pacífico, Unión de Estados Africanos,
etc.
Ahora mismo estamos siendo
involuntarios protagonistas de la puesta en funcionamiento de la estrategia sionista, para ello precisan desarrollar y aumentar de manera irreversible la
desconfianza y el odio entre cristianos y musulmanes, recordemos que el fin
último de ello es acabar con cualquier posible resistencia ante la implantación
del Nuevo Orden Mundial sionista.
Los sujetos con pensamiento
abierto y crítico tenemos muy fácil reconocer en los acontecimientos a los que
asistimos claros indicios de que en la actualidad está en funcionamiento un
plan para crear el enfrentamiento y la lucha a la que más
arriba hacemos referencia.
El plan que actualmente está en
marcha, tiene un funcionamiento de doble acción, de modo que opera en un
sentido que aviva el odio de cristianos contra musulmanes, a la par que activa
el de musulmanes contra cristianos.
Esta estrategia funciona en dos
direcciones opuestas dentro de una misma vía, una vía que busca el
enfrentamiento entre cristianos y
musulmanes. Como si estuviésemos resolviendo un puzzle, vamos a estudiar como encajan algunos de los más
importantes eventos que se vienen desarrollando actualmente en el panorama
internacional.
Analizaremos toda una serie de
acontecimientos que se nos presentan como derivados de actos o actitudes cuya
responsabilidad procedería del mundo musulmán, cuando, en realidad, han sido preparados por el poder
sionista para dar lugar a esta impresión con la finalidad de crear
animadversión del mundo occidental-cristiano contra del todo lo musulmán. De la
misma forma, nos centraremos en hechos que aparecen ante la opinión pública
musulmana como acciones originadas por el mundo cristiano-occidental contra los
musulmanes, estando detrás de ellos el sionismo que busca esclavizar a la
humanidad completa.
Esta estrategia, en el fondo, no
es otra cosa que una continua sucesión de atentados y acciones militares de
falsa bandera. Haremos referencia a tales sucesos analizando la realidad de su
origen, su desarrollo y la forma en que colaboran a esta estrategia de enfrentamiento.
Los primeros eventos de los que
nos vamos a ocupar son los acontecidos en Nueva York y Wasinthon el 11 de
Septiembre de 2001, tanto de los que tuvieron lugar en el World Trade Center como
en el Pentágono. El ataque y posterior caída de las torres gemelas ha quedado
perfectamente acreditado que no fueron
causados por grupo musulmán alguno, ni tuvieron relación con Osama Bin Laden ni
Al Qaeda. El derrumbe de las torres gemelas no se debió a la temperatura, así
lo afirman numerosos especialistas en ingeniería, física, arquitectura, etc.
Del mismo modo, son muchos los químicos y expertos en demolición de edificios,
así como un gran número de bomberos y policías que se encontraban dentro o en
las inmediaciones de las lo que dicen que en las torres se produjeron fuertes y
numerosas explosiones, ¡antes y durante! el desplome de ambos rascacielos.
Se trató de una auto demolición,
un ataque de bandera falsa que pretendía, aún en contra de las informaciones
del FBI, que el pueblo occidental en general y occidental-cristiano en general,
atribuyesen un gigantesco crimen a los musulmanes, cosa que gracias a los mas-media controlados por el
lobby judío que dio publicidad a la versión oficial, escondiera y desacreditara
todas y cada una de las informaciones científicas que la ponían en solfa.
Hay varias cuestiones que los
medios de comunicación, e incluso la comisión del 11S, obviaron, entre ellas
las comunicaciones advirtiendo desde Israel a una empresa de mensajería judía
de que se produciría un “grave evento” en las torres gemelas ese día, de hecho,
los atentados y posterior caída de las torres de esa gran central de oficinas y
empresas financieras no produjo ni una sola víctima judía.
Los medios de comunicación y
la comisión del Congreso ocupada de los
atentados pasaron de puntillas sobre el asunto de la detención de cerca de
cuarenta judíos ese 11S, de israelíes, un grupo de ellos por filmar, observar y
festejar sobre una camioneta cargada de explosivos el desplome de las torres. Tampoco
se aireó ni se tomó en consideración la extraña caída de la torre 7, que no
había sido impactada por avión alguno ni sufrió ningún incendio.
Una comisión del Congreso
norteamericano hizo público un extenso informe que defendía la versión oficial,
pero se ha negado a hacer público un total de 28 páginas de ese informe a pesar
de la insistencia de la opinión pública y de muchos congresistas para que el
público tuviese acceso a ellas. Revelaciones que hacen referencia a las 28
páginas ocultadas del informe sobre el 11S
han aparecido en los sitios webs de Prensa y tv, del New York Post y del
Veterans Today. Lo que estas publicaciones referían era que dos congresistas
habían tenido acceso y habían leído el informe completo sobre el 11S, según
estos dos congresistas, el informe colocaba toda la responsabilidad de la
preparación y ejecución de los atentados
del 11S en una o más agencias de inteligencia extranjeras no terroristas. Artículos
publicados en el New York Daily, de Rupert Murdok (pro sionista) escritos por
Paul Sperry, miembro del Hoover Institute del AIPAC (Comité de Asuntos Públicos
Estados Unidos-Israel), acusan al príncipe Bandar de Arabia Saudí, implicando
también a Bush.
En la actualidad, el mayor grupo
de presión que funciona en Washington, judío-sionista, participa en una amplia
y fuerte campaña que trata de impedir que se haga público el informe íntegro
sobre el 11S. ¿Se debe esto a que en esas 28 páginas, hasta ahora desconocidas,
se señala a Israel, y no a la familia real saudí, como preparadores y
ejecutores del atentado do?, y que esa agencia de inteligencia extranjera a la
que se refieren los congresistas es el Mossad?
Presentar como responsables a
Osama Bin Laden o a príncipes saudíes de un atentado que estremeció a los
norteamericanos y al mundo entero, tuvo como consecuencia presentar a los
musulmanes como los más peligrosos enemigos que han de ser odiados y atacados
militarmente sin piedad.
Paralelamente a este odio, se afianzó
en el pueblo de los EEUU una gran consideración hacia Israel, al verla como el
más fuerte baluarte de la libertad y la democracia en Oriente Próximo.
Un derivación de estos atentados,
auto atentados, fue el ataque, invasión y masacre de Irak, acción militar que
posteriormente se reprodujo en Afganistán y en Libia. Con el malestar y
sentimiento antioccidental y anticristiano que esto produjo en el mundo árabe y
musulmán. No hay que olvidar que la invasión de Irak y su posterior ocupación
ha producido más de medio millón de muertos. Para justificar esta incursión
bélica se recurrió a la mentira, por un lado relacionando el régimen de Sadam
Hussein con Al Qaeda y por otro señalando que el régimen Iraquí contaba con
armas de destrucción masiva, que posteriormente se ha demostrado que eran inexistentes.
En segundo lugar nos vamos a
referir a algo que está de actualidad, me refiero al ISIS (Islamic State of
Irak and al Sham), Daesh en árabe. El también denominado EIIL, Estado Islámico,
ha tenido un más que sospechoso resurgimiento. En el 2011 era un grupo
yihadista que contaba con tan sólo un par de miles de hombres, carentes de una
estructura militar que se pudiese considerar tal y que tan solo llevaba a cabo
atentados aislados, ahora, en el 2014, esa pequeña fuerza se ha transformado en
un enorme ejército con más de cien mil militantes perfectamente armados y
entrenados, dotados de un armamento muy moderno, la mayoría del cual procedería
de los EEUU o de Arabia Saudí. Hay serias sospechas de que este ejército, al menos su núcleo combatiente
principal, está compuesto por presos que estaban recluidos en cárceles saudíes
por diversos crímenes, lo cual dice bastante del código de conducta de estos
¿soldados?
En este sentido, Arabia Saudí
sacaría dos beneficios de colaborar en la creación y sostenimiento de este
ejército yihadista. Por un lado, eliminar la competencia al desestabilizar
Siria, Irak y Líbano entre otros, y, por otro, colaborar con su aliado, los
EEUU, lo que es lo mismo que decir que con
Israel, en sus proyectos para, de este modo, continuar siendo socio prioritario,
obteniendo así ayuda económica y cobertura militar de primer orden. Según fotografías que el mismo ISIS publíca, mucho
del armamento y de los suministros llegan por avión, aunque se sepa que carecen
de aviación. También, según declaraciones de Edward Snowden, el denominado
Califa del ISIS, Abu Bark Al- Baghdadi, es un agente del Mossad.
Las salvajes acciones y el peligro
que subyace tras el avance territorial del ISIS, fomenta en el Occidente cristiano terror y odio hacia
el oriente musulmán, fin perseguido por
el poder sionista, como hemos señalado.
No podemos terminar sin hacer
referencia a atentados de falsa bandera que se vienen produciendo, tales como los
del 11M de Madrid y el del 7J de Londres, ambos perpetrados seguramente por
alguna red obediente a las más altas instancias internacionales, redes
similares a la antigua red Gladio de los 70 y 80.
Ahora acaba de producirse un atentado en pleno centro de
París, supuestamente llevada a cabo por franceses musulmanes que habrían ido a
combatir en las filas del ISIS. La identificación de los autores es ridícula, supuestamente perdieron un documento de identificación al cambiar de vehículo. al escapar de
la zona del atentado. Pero, como muy bien dice Tierry Meissan en la web Red
Voltaire, La finalidad de este atentado no es vengar al Profeta o castigar a
los que le insultaron, puesto que su actuación no buscó acabar con las planchas
de los dibujos o con los rotativos, actuaron como fuerzas especiales, seguramente pertenecientes al stay behind,para esta
acción buscaban, y en gran parte lo han logrado, crear una gran islamofobia en
Francia. Pero su finalidad última es desatar una especie de guerra civil en el
país galo, ya que en la actualidad la
población musulmana es muy amplia en la sociedad francesa.
En el fondo, esto coincide con lo
que hemos expuesto a lo largo de estas
páginas, el sionismo internacional busca acabar con la fuerza de los goyim, los
no judíos, para, tras ello, reinar sobre sus ruinas.