viernes, 2 de mayo de 2014

Rusia no es culpable.


                                                                           


Da la impresión de que son muchos los que aún tienen  en mente una  concepción respecto a Rusia derivada del  ¡¡Rusia es culpable!!,  que gritó el 24 de Junio de 1941   Serrano Suñer al convocar la División Azul. Parece que muchas personas confunden la Rusia a la que entonces se hacía referencia (la extinta Unión Soviética) con la actual Federación Rusa.

De este modo, a la hora de considerar los acontecimientos que se están desarrollando en Ucrania y Crimea, vierten sobre Rusia opiniones fruto de  prejuicios tan equivocados como injustos.

 La Rusia de nuestros días, lejos de ser la agresora de antaño,  ha pasado a convertirse en víctima de una agresión.

                                                                      

Esta agresión es llevada a cabo por el sionismo que domina EEUU a través de Wall Street y por la masonería que actúa a través de la Unión Europea mercantilista que se pliega a cualquier indicación que marque la City londinense.

No hay que perder de vista que los rusos, al igual que el  resto de los pueblos que forzosamente integraron la URSS, fueron  las primeras víctimas del tiránico, totalitario y ateo régimen  instaurado tras la revolución de 1917.
Pero la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, y la posterior desintegración política de la URSS,  llevó aparejado un resurgir  a nivel popular, e incluso oficial, de la identidad y del sentimiento cristiano del pueblo ruso.

                                                                    


 Durante más de siete décadas cualquier muestra de cristianismo fue cruelmente perseguida, a la par que mediante una enseñanza atea se pretendió  arrancar del alma de los rusos toda noción de Dios y de transcendencia.

 Contrariamente a lo pretendido por los gerifaltes soviéticos  todas esas décadas de persecución religiosa y ateismo oficial dieron lugar a que se formase en torno al pueblo ruso una especie de caparazón  que les permitió conservar su profunda espiritualidad, a la par que mantuvo a la población protegida del consumismo, del liberalismo y del hedonismo que tanto daño han hecho a la moral e identidad de las sociedades occidentales.


Por todo lo antes apuntado, y por otras cuestiones a las que más adelante se hará referencia, en la actualidad Rusia se ha convertido en el mayor obstáculo  para que se pueda instaurar el Nuevo Orden Mundial.

                                                                       


 Este Nuevo Orden Mundial  persigue que una élite  mantenga el dominio absoluto  sobre la población mundial.
 Para conseguir ese control la élite se serviría de  las altas finanzas internacionales, de las instituciones políticas supranacionales, del control sobre los medios de comunicación y de vaciar a los países-nación de cualquier soberanía.
Por supuesto el “pueblo elegido” está detrás de todo este proyecto y constituirá la esa élite gobernante a la que nos hemos referido.

Y si decimos que Rusia es actualmente el único obstáculo para que ese Nuevo Orden Mundial logre implantarse, es debido a  que las acciones que lleva a cabo el  mayor  esbirro del sionismo, los EEUU, encuentran en todos los intentos por  aumentar el dominio global   un freno en la acción y fortaleza del ejecutivo de la Federación rusa que preside Vladimir Putin.

En realidad estamos diciendo que ahora Rusia es la última esperanza para la civilización.


                                                                           

Baste señalar que gracias a la posición clara y firme de Rusia, las acciones puestas en marcha contra los regímenes de Siria, Irán y Ucrania  no han logrado  los objetivos buscados. El hecho de que los regímenes de los países señalados no hayan  seguido el camino de Libia e Irak ha dado al traste con esa paulatina expansión hacia el este de las potencias  atlantistas, Todo ello en busca de la instauración de una  sola superpotencia, USA , que al estar controlada por los sionistas sirve a la implantación del Nuevo Orden Mundial.

                                                                         





Pero el peligro que Rusia representa para la instauración de ese NOM, no se reduce al hecho de haber contenido el avance hacia el este de la influencia militar de la OTAN o económica de la UE.

La problemática que la Federación rusa causa al NOM es de un calado aún mayor, pues entra en el terreno de la identidad nacional y de la base religiosa de Rusia
Y es que , como más arriba hemos apuntado, para la instauración del Nuevo Orden es preciso que la identidad de las naciones se diluya en unidades supranacionales controlables y que la conciencia religiosa de los individuos desaparezca ante una cosmovisión  sometida a lo políticamente correcto que marquen los dueños del mundo.

Ahora bien, si nos encontramos con que  la población rusa cuenta con una identidad nacional firmemente asentada, con que el sustrato religioso también está fuertemente  implantado y con que el gobierno de Putin se opone de forma clara y de manera exitosa a la expansión económica y militar de la comunidad trasatlántica hacia el este, nos encontramos con que Rusia  para “el pueblo elegido” y su títere yankee resulta un  enemigo a batir.

Rusia de hecho no es culpable de nada, más bien todo lo contrario, resulta la última línea de defensa frente a la tiranía de las élites sionistas antinacionales que pretenden tiranizar a la humanidad.

Aquel dia de Junio del 41 se  señaló a Rusia como “culpable de nuestra guerra civil”,”culpable de la muerte de Jose Antonio y de la muerte de tantos camaradas y tantos soldados caídos”.

En la actualidad Rusia, que no la URSS a la que se refería  Serrano Suñer, es “culpable” de estar en primera línea de combate y de ser el objetivo  de los ataques del poderío económico y mediático a las órdenes del sionismo.

Un claro ejemplo de este ataque del que es objeto la Federación rusa  lo encontramos en  los acontecimientos que han tenido lugar en Ucrania y en Crimea.

El ataque al que me refiero  tiene, por decirlo así, dos caras. Por un lado estaría  la agresión contra la zona de influencia y seguridad  rusa y por otro la agresión que llevan a cabo las agencias de noticias y los medios de “información”.
La primera  de las agresiones  forma parte de la estrategia de expansión hacia el este que vienen desarrollando tanto la OTAN como la UE.
En el caso que nos ocupa la UE buscaba atraer a su zona de influencia económica a Ucrania, pero los dirigentes de esta se negaron a suscribir en 2013 un tratado de cooperación económica, por considerarlo perjudicial para su desarrollo económico. Por su parte los intereses militares de la OTAN, especialmente los de EEUU, necesitaban  que se produjese un cambio de gobierno que les permitiese aislar más y más a Rusia y  desplegar el paraguas antimisiles que de hecho anularía la efectividad del  potencial nuclear ruso.
Por otro lado la base naval de Sebastopol, sita en Crimea, pasaría a estar en peligro bajo un nuevo gobierno ucraniano  pro-OTAN, y de esta manera la salida al Mar Negro  de la flota rusa estaría en serio peligro.

                                                                   






Las potencias de la OTAN y la UE vieron que la solución estribaba  en sustituir el gobierno legítimo de Yanukovich por otro plenamente favorable a los intereses de la Unión Europea y de los Estados Unidos.
 Es en este contexto en el que se organiza, apoya de modo logístico y militar la denominada revolución de Maidán, una revolución que de popular y de espontánea no tenía absolutamente nada, y de pacífica  menos aún.
El hecho es que  en esta participaron miembros de  grupos militares del ejército israelí, grupos pro unión europea que habían sido entrenados en técnicas de guerrilla urbana el Lituania por la ONU, amen de contar con el apoyo diplomático de los Estados Unidos.

                                                                           

Tras los gravísimos incidentes  en los que se utilizaron  armas de fuego y se aplicaron técnicas de combate urbano por parte del los “pacíficos”  euromaidán, se alcanzó el propósito perseguido, derrocar al gobierno legítimo y sustituirlo por otro pro-Unión Europa y atlantista.

En vista del cariz que tomaban los acontecimientos y del camino pro-UE y pro-OTAN del ilegítimo gobierno que el golpe había colocado en Kiev, la República de Crimea se opuso de modo tajante a ello, no permitiría que  los nuevos dirigentes les apartasen de lo que hasta el año 1953  fue su Patria, Rusia. La URSS ese año había “regalado” a Ucrania el territorio de Crimea, saltándose a la torera una historia de siglos en la que Crimea había sido parte de Rusia.

Es en ese momento que se convoca un referéndum en Crimea para solicitar, o no, la reintegración de Crimea a Rusia. El pueblo de Crimea se mostró, de una manera aplastante, a favor de la federalización.
Todo esto fue así por mucho que los medios occidentales, atlantistas  y las agencias sionistas  afirmen que la reintegración voluntaria había sido una invasión y el referéndum un pucherazo.

                                                                       



La segunda agresión que contra Rusia ha puesto en marcha el Nuevo Orden Mundial se realiza  a través de los medios de “información”. Consiste en saturar con tergiversaciones interesadas, cuando no con simples mentiras, las mentes borreguiles  de una masa acrítica de mentes chicle  que se pliegan servilmente a todo lo que se le venda como  políticamente correcto.



A los intereses globalizadores no le conviene una Rusia fuerte, afianzada en su identidad y orígenes cristianos que pueda hacer sombra a la existencia de una sola superpotencia, títere  del sionismo internacional  y servidora del Nuevo Orden Mundial: USA.

Pero hay además un punto más por el cual ven en Rusia un gran peligro para su proyecto de tiranía mundial. Me estoy refiriendo a la creación de un poder económico alternativo al del dolar y el euro. Me refiero al apoyo que da a las potencias emergentes , el denominado BRICS  (Brasil, Rusia, India,China y Sudáfrica).


                                                                      


El plan mundialista jijó entonces su objetivo en desprestigiar  y vilipendiar a Vladimir Putin, ya que en él ven  un líder que podría canalizar la fuerza del pueblo ruso y  poner en marcha una superpotencia que podría acabar con el anhelado gobierno mundial.

Esta segunda forma de agresión  a la que estamos haciendo referencia la han aplicado con toda claridad e impudicia en todo lo referente a los sucesos de Ucrania y Crimea.

No han dudado en  presentar como pacíficas y espontáneas  unas manifestaciones perfectamente orquestadas desde la OTAN y la UE para derrocar por medio de la violencia a un gobierno legítimo.

                                                                     


Más tarde han cargado contra el referéndum  celebrado en Crimea y la posterior asociación de esta a la Federación Rusa, calificando de ilegal e ilegítimo el  referéndum  y  tachando de invasión la federación de un territorio que históricamente era ruso y que sus  pobladores habían ratificado a través de las urnas.

Otra manera de mentir y engañar a la población es silenciar la verdad para que de esta forma  se considere cierto lo que no es sino mentira.
En esta categoría se encuentra el silencio cómplice que han guardado los medios de “información” respecto a la verdad histórica. Son las nulas referencias a la historia unida a Rusia de Crimea y  de gran parte de Ucrania.




De todo lo que se ha  expuesto creo que queda perfectamente claro que Rusia es víctima y no culpable ,  es la víctima de un despiadado ataque del poder en la sombra.

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