domingo, 23 de diciembre de 2012

Una mezcla explosiva.



                                                                         

Cuando ciertas sustancias   se mezclan se produce una explosión al originarse una sustancia distinta con  propiedades  que dan lugar a una detonación o provocan combustión.
Del mismo modo ocurre en el campo de las ideas, en el cual unos planteamientos ideológicos que de por sí y de modo aislado  pueden ser o parecer   inocuas dan lugar a un conglomerado ideológico sumamente pernicioso para  el  orden  social y para el desarrollo humano.

Si nos referimos a este segundo aspecto y lo concretamos en  la mezcolanza ideológica que presenta el Partido Popular veremos hasta que punto es grave  el planteamiento ideológico que deriva de tal mezcla.
Nos encontramos con un grupo político que se define como liberal, conservador, defensor de la economía de libre mercado, aconfesional. demócrata y constitucional.

Ahora haremos referencia a cada una de estas posiciones ideológicas que definen el posicionamiento  de esta mayoritaria,  ahora gobernante. Tras este análisis particularizado señalaremos como  estas interactúan  de modo que  dan lugar a  una ideología o pensamiento político  nocivo. Y es que el todo es distinto a la mera suma de las partes.

El primer posicionamiento ideológico en el que basan su  ideología es el liberalismo. Y es que  se  definen  en  primer lugar como  liberales, pensamiento este que defienden a ultranza.
¿Pero que es el liberalismo y que conlleva en la práctica someter el pensamiento y la acción a tal  ideología?
El liberalismo es la consecuencia lógica de lo que vamos a denominar Principios liberales que son los siguientes:
-La soberanía del individuo es independiente de la de Dios y de los presupuestos morales que este ha marcado nada hay por encima de la libre voluntad del sujeto.
- Del anterior se deriva el derecho del pueblo a legislar y gobernar con independencia de todo criterio que no derive de su propia voluntad.
-La voluntad popular de la mayoría del pueblo, expresada a través del sufragio, es la que marca la bondad  de la legislación y del gobierno.
-Siendo de este modo que el sufragio universal es el que marca el camino legislativo y ejecutivo que ha de seguirse independientemente de cualquier norma o moral divina.

El conservadurismo al igual que ocurre con el Estado liberal no cree realmente en nada, ni siquiera en  si mismo. En el primero la voluntad de la mayoría es la única con derecho a existir, aunque el resultado de la aplicación de esta conlleve  su propia desaparición. En el segundo el mero hecho de la conservación de lo existente   es superior al hecho de que  la concepción del Estado pueda aplicarse o llegue a   existir. El conservadurismo no pretende aplicar concepción ideológica alguna, su única intención es la permanencia del status quo independientemente del fundamento moral o ideológico que este mantenga. El conservadurismo, a diferencia del tradicionalismo no defiende  unos valores o principios inmutables, sino que se acomoda a la realidad de cada momento.


De la misma manera el conglomerado ideológico popular defiende a capa y espada la economía de libre mercado. oponiéndose a que el Estado intervenga de manera alguna en las relaciones  laborales o económicas. Todo esto no es otra cosa que un planteamiento que  ampara y defiende la injusticia ya que no tiene en consideración si las relaciones laborales o económicas atacan al más débil, permitiendo que la competencia entre los dueños de los medios de producción y los trabajadores dañe en un “combate” desigual a aquellos que tan solo cuentan con su trabajo.  En tiempos como los actuales en los que la oferta es infinitamente mayor que la demanda los capitalistas dueños de los medios de producción   podrán imponer cualquier condición laboral a aquellos que  quieran trabajar y de este modo  poder ingresar un mínimo salario. De igual manera ocurriría en momentos en los que la oferta fuese muy superior a la demanda, situación  en la que los empleadores se  verían dominados y aprovechados por las asociaciones de trabajadores.
El Estado tiene la obligación de intervenir en estas relaciones cuando  los trabajadores o los empleadores puedan ser explotados o los empleadores condicionados. Del mismo modo el Estado habrá de intervenir en las relaciones de importación- exportación cuando la economía nacional pueda verse afectada.

La aconfesionalidad mantiene que el Estado  no ha de inmiscuirse en temas religiosos o morales, permitiéndose su existencia y actuación siempre y cuando no entren en conflicto  con el orden público.
El Estado no ha de someterse en modo alguno a planteamiento o  moral  de  ninguna confesión religiosa, ha de ser autónoma respecto a ellas. Reconoce la libertad religiosa pero nada más.

Otro planteamiento que defienden como si de un dogma de fe se tratase es el del constitucionalismo, referido a la constitución del 78. En esta vigente constitución  basada en los principios liberales, se consagra además  el ataque a la Unidad Nacional que es el sistema autonómico.


De la conjunción de todo este batiburrillo ideológico se deriva la absoluta dictadura  de las mayorías, las cuales desde el más  exacerbado  de los absolutismos desprecian cualquier norma moral y defienden  realidades como el aborto, el matrimonio homosexual, el separatismo, la ruptura nacional, etc. Llegando a la aceptación de la ruptura misma de nuestra patria desde el secesionismo  con tal de que la mayoría la refrende.
El situar la voluntad individual y la soberanía de la población por encima de toda norma superior, poner en las decisiones de la mayoría el origen de la bondad de las   decisiones, ver en la  conservación del  status quo  preexistente una forma de actuación y ver en una constitución atea, injusta y antinacional  un punto de referencia sólo pueden  conducir al sujeto y a la sociedad al abismo.

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