En los últimos días ha saltado al primer plano de la actualidad la posible exhumación de los restos de Franco sacándolos de la Basílica del Valle de los Caídos donde ahora se encuentran enterrados.
Se pasa por alto que el monumental templo y todo el conjunto arquitectónico, del que destaca la inmensa cruz, es un canto a la reconciliación de los dos bandos que se enfrentaron a muerte desde 1936 hasta 1939, no olvidemos que también es un cementerio militar puesto que en él están enterrados 47000 combatientes de ambos bandos.
Y si sobre algo se pasa de puntillas es sobre el tema de que el generalísimo Franco está enterrado ahí no por propia voluntad o por la de su familia. Y es que la intención del anterior Jefe de Estado no era conocida ni por su familia ya que no la dió nunca a conocer, y la de la esposa de este, doña Carmen Polo, era la de que su cuerpo reposase en el Pazo de Meirás para de esta forma tenerlo más cerca y poder visitarlo y rezar ante él.
Pero si esto es así, ¿de donde partió la orden de que el cadáver del Caudillo fuese enterrado en el Altar Mayor del Valle de los Caídos?.
Pues fue Juan Carlos I, que como Jefe de Estado dio orden de ello, fue la primera decisión que como Jefe de Estado tomo.
O sea, que supongo que el actual monarca algo tendrá que decir ante la polémica que se ha levantado tras el informe preparado por “expertos” y que ha sido entregado al gobierno en funciones. Fue el actual rey el que hizo que un monumento a la reconciliación no pudiese ser considerado tal puesto que el máximo dirigente de uno de los bandos que combatieron preside tal monumento.
Pero mucho me temo que en este, al igual que ha ocurrido en otros muchos temas, el rey guardará un silencio total con el que buscará contentar a todo el mundo, a los “demócratas de toda la vida” y sobre todo a la izquierda. (Aunque ya se sabe que contenta a todos y no contentarás a nadie)
La posición mantenida por el monarca ha pasado de los juramentos y posteriores incumplimientos para lograr la corona, a sancionar leyes como las del aborto y a mantener silencios cómplices ante la progresiva disgregación de la Unidad Nacional , con estos silencios busca no poner en riesgo su corona y los privilegios que de ella derivan.
Es decir, que nadie espere ni un sola palabra de este Borbón sobre el tema que tanto ocupa a la opinión pública y del que él es protagonista principal al de modo autónomo haber decidido que los restos mortales de Franco reposasen en el Valle.
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