viernes, 25 de noviembre de 2011

Conocenos antes de combatirnos

            Nunca como hasta ahora había sido tan consciente de que el lema falangista, tan conocido por todos nosotros y que da nombre a este   artículo, es una verdad que   encuentra en nuestros días plena vigencia.  Las frases de este tipo, a fuerza de ser repetidas pasan a ser un lema más, que con el paso del  tiempo no hacemos sino vaciarlas de contenido y mantenerlas tan solo como un elemento más del acervo de nuestra vida pasada.
Pues bien, la experiencia vital reciente me ha hecho enfrentarme a situaciones que me han permitido constatar que  compañeros de trabajo, tanto aquellos carentes de formación e interés político alguno como  los que supuestamente cuentan con información y formación en estos tema, creen tener muy clara la posición ideológica de la Falange cuando en realidad no están sino cayendo en prejuicios, en repetir juicios superficiales que habían escuchado en los medios de “información”. Desgraciadamente la identificación que durante tantas décadas interesadamente se hizo de Falange con el régimen del General Franco y su Movimiento Nacional hacen poco menos que imposible que desaparezca esta imagen, han sido muchos los años durante los que el Movimiento Nacional se apropió de nuestros  símbolos sin que se se intentara siquiera poner en marcha nuestra revolución. Y conste que con esto no se pretende realizar crítica alguna a la obra del régimen de Franco y a su papel en la historia, nos estamos refiriendo única y exclusivamente a la manipulación de los símbolos, del pensamiento e incluso de la figura de José Antonio.
                                                                    
El nacionalsindicalismo, lejos de conocerse como pensamiento antagónico tanto del marxismo como del capitalismo, tanto de la izquierda como de la derecha, es considerado un pensamiento de derechas cuando no de extrema derecha.
 Desgraciadamente el juicio señalado no se limita a aquellas personas que carecen de conocimiento o atracción por la política ya que incluso en sujetos con “formación” política o que al menos  en ella tienen algún tipo de interés, nos encontramos con juicios muy similares a los que más arriba hemos  apuntado en la práctica totalidad de estratos políticos, sociales e intelectuales.

Resulta claro que  ni la derecha puede encontrar en la revolución social que propugnamos nada que coincida con sus planteamientos liberales y capitalistas ni la izquierda puede vislumbrar   en nuestra visión espiritual y patriótica de la existencia un punto hacia el cual converger por mucho que podamos coincidir  en lo meramente social.                       

Aunque la inmensa mayoría de la población española no este ideologizada desde el punto de vista formal, lo que no puede obviarse es el hecho de que se encuentra en este aspecto cegado por lo que se ha dado en llamar lo políticamente correcto. Lo positivo que el pensamiento nacionalsindicalista aporta es para la práctica totalidad de la población algo  tan desconocido, pero que por desgracia se cree conocer al tenerlo "definido"   tras prejuicios que no permiten que se lo considere más allá de un grupo de extrema derecha. El análisis que la Falange hace al considerar las dos realidades del ser humano: la realidad sobrenatural y la corporal se manifiestan el planteamiento político y económico referidos a lo espiritual y lo social.
                                                            

A lo largo de nuestro devenir histórico  vamos haciéndonos conscientes de que  muchos de los que terminan por constituirse en nuestros competidores, cuando no directamente  en enemigos, no son en  realidad sino desconocedores de una doctrina que finalmente terminaran combatiendo, bien por ese desconocimiento, bien por  estar atados a una visión parcial que tan solo toma como existente una parte de la realidad humana.
Lo más triste es que en la  actual situación política ya no es posible hacer una diferenciación clara entre la izquierda y la derecha o entre  los capitalistas y los marxistas. En el momento actual se ha llegado en nuestra Patria y en todo Occidente a un punto  en el cual lo que está de moda es la indiferenciación, labúsqueda del ¿centro? y la coexistencia en un mismo ideario de posturas incompatibles. Todos coinciden en que la organización democrática, el pensamiento liberal y la economía capitalista son buenas. La diferencia no se encuentra más que en aquellos grupos que se mueven por planteamientos radicales, en el sentido de defensores de lo esencial. 
                                                            

Ojala que aquellos que muestran un mayor encono contra nosotros pudiesen conocer la realidad de un pensamiento como el nuestro que no deja de lado la realidad humana sino que la toma en toda su extensión. Y ojala  que esa gran mayoría que no pasa de juzgar tan solo a  través de los prejuicios que inoculan los políticamente correctos dejen de moverse por el pensamiento borreguil de las mentes esponja.

Permitirnos al menos mostrar cual es nuestro pensamiento, que es lo que la Falange propone para que el  Estado defienda las realidades superiores del espíritu y  de la Justicia social. Que sea después vuestro  criterio, y no el juicio que ha sido prefijado  por el pensamiento único determinado por unas circunstancias históricas en las que el pensamiento nacionalsindicalista no fue protagonista sino mera excusa, la que determine vuestra opción respecto a lo que Falange propone.

“Los que nos quieren no nos comprenden, y los que podrían comprender no nos quieren”, pero “Conócenos antes de combatirnos”

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