Una conocida frase sentencia que la experiencia es la madre de la ciencia, y como suele ocurrir con las expresiones populares está llena de sentido común. Sin la experiencia, si no contásemos con conocimientos previos, careceríamos de elementos con los que poder llevar a cabo cualquier tipo de comportamiento con un mínimo de seguridad. Lo único cierto es que el conocimiento humano no podría haber avanzado si el hombre no hubiera tomado en consideración y se hubiese basado a la hora de tomar decisiones en las apreciaciones que previamente habían sido adquiridos por sus predecesores gracias a la experiencia que estos habían adquirido de modo directo o a través del conocimiento vicario.
Desgraciadamente parece que en lo que se refiere a las negociaciones con los terroristas se prefiere cerrar los ojos a la experiencia y caer una y otra vez en el mismo error en que incurrieron las autoridades anteriores cuando negociaron con ETA.
En la actualidad la negociación quizá no sea tan directa como en otras ocasiones, pero no por ello deja de ser tal negociación, pero no estamos si no ante una cesión ante la amenaza de regresar a los asesinatos y a la extorsión. La omnipresencia del secesionismo violento está nuevamente en la política nacional al presentar el PSOE la ausencia de atentados como un logro del partido socialista, olvidando que tal ausencia se ha conseguido por las concesiones que los terroristas han logrado.
En la actualidad la negociación quizá no sea tan directa como en otras ocasiones, pero no por ello deja de ser tal negociación, pero no estamos si no ante una cesión ante la amenaza de regresar a los asesinatos y a la extorsión. La omnipresencia del secesionismo violento está nuevamente en la política nacional al presentar el PSOE la ausencia de atentados como un logro del partido socialista, olvidando que tal ausencia se ha conseguido por las concesiones que los terroristas han logrado.
Nuestro país, por desgracia, tiene mucha experiencia en lo que se refiere a la lacra del terrorismo. España está sometida desde hace cerca de cuarenta años a la ofensiva del terrorismo secesionista de ETA, habiendo causado cerca de un millar de muertos e infinidad de lisiados. Paralelamente al devenir de las acciones terroristas se han puesto en marcha procesos de negociación sin que ninguno de ellos haya obtenido resultado positivo alguno. A pesar de que la experiencia señala de modo inapelable que este método no ha servido para nada distinto al fortalecimiento de su ofensiva, puesto que siempre ha continuado, se ha insistido de modo irracional en repetir una y otra vez unos métodos que se han presentado al menos como inútiles.
Vamos a referir las negociaciones realizadas por los gobiernos de distinto signo, y como a pesar de la esterilidad inapelable de estas se vuelve a reincidir una y otra vez en la negociación.
Señalaremos en primer lugar que en el año 1977 se declaró una amnistía general que puso en la calle a gran cantidad de terroristas etarras, con este hecho se pretendió “hacer borrón y cuenta nueva” de modo que una vez finalizado el régimen anterior, contra el cual no pocos consideraron justificada la acción de los nacionalistas terroristas de ETA, se acabasen los asesinatos, secuestros, sabotajes , etc. Desgraciadamente no ocurrió así, y donde hubo generosidad los terroristas vieron cesión y falta de energía, con lo que la actividad terrorista, lejos de acabar se agudizó.
El terrorismo golpeo de modo inmisericorde a la sociedad española, pero en estos primeros tiempos se ensañó de modo casi exclusivo con las fuerzas de orden público y con el Ejército. Esta presión fue una de las causas fundamentales que llevaron a que se produjese la asonada militar del 23 de Febrero de 1981.
No fue casualidad que tras los sucesos antes señalados se iniciasen las primeras conversaciones tras la declaración de un “alto el fuego” por parte de la banda terrorista. Es así que el 28 de Febrero de 1981, tan solo 5 días después de la intentona golpista, se iniciaron unas conversaciones que fueron llevadas a cabo por parte del gobierno por D. Juan José Rosón, a la sazón Ministro del Interior, y por parte de la banda terrorista por Onaendía y Bandrés. La primera cita oficial se llevó a cabo en Abril de ese mismo año. Durante las negociaciones, en algún momento de estas, estuvo presente el miembro de Euskadiko Eskerra D. Javier Infante.
Una consecuencia de estas conversaciones, verdadero premio puesto que una de las reivindicaciones históricas del movimiento nacionalista radical era el acercamiento de los presos a “Euskadi”, fue el hecho de que a finales de ese mismo 1981, 20 de los 63 “polis-milis” que se encontraban encarcelados fueron trasladados a Langaritz.
Para decidir la postura del movimiento nacionalista ante los contactos que se estaban llevando a cabo se realizó en las inmediaciones de Bayona una reunión entre los representantes del PNV y los representantes de ETA pm. En esta reunión participaron por parte del Partido Nacionalista Vasco: Xavier Arzallus, Andoni Monforte, Antón Jaime y Koldo Azmenketa. Por parte de ETA p-m acudieron: Josu Abrisketa, Fernando López del Castillo, Juan Miguel Goiburu y Kepa Astorkiza.
Es importante señalar que Antonio Bandrés acusó a Arzallus de haber acudido a aquella reunión con la aviesa intención de convencer a los polis-milis de que rompiesen la negociación iniciada y que de nuevo tomasen las armas. Arzallus mantenía que la vuelta al terrorismo , “lucha armada”según su vocabulario, puesto que esta sería la única manera de conseguir que se trasladaran al gobierno vasco el mayor número de transferencias posibles.
Según los “milis”, en aquellas reuniones dos etarras “polis-milis” pusieron en manos de mandos policiales gran cantidad de datos técnicos sobre la organización terrorista, cuestión por la cual varios fueron expulsados de la banda. Más adelante se produjo un importante plantón en Ginebra por parte de ETA pm ya que habían tomado la medida de cortar los contactos, a pesar de esto varios reconocidos miembros etarras con tinuaron con las negociaciones en París gracias a la intermediación del Partido Socialista Francés. En estas reuniones participaban por parte gubernamental D. Manuel Ballesteros y el entonces Secretario General del Estado D. José Luis Fernández Dopico. En las negociaciones a las que nos estamos refiriendo se negociaba con los miembros de la VII asamblea con la intención de que siendo considerados como “arrepentidos” dejasen la “lucha armada”. Tras esto, en Septiembre de 1982 se disuelven los miembros de la VII asamblea que se integran en EE. Son expulsados de ETA y condenados por esta a muerte. Es así como finalizaron las conversaciones pero no la actividad terrorista.
En un segundo lugar nos vamos a referir a las conocidas como “Negociaciones de Argel”.
Estas conversaciones comenzaron cuando en el invierno de 1984 el entonces Presidente del Gobierno español D. Felipe González Marquez, intentó un acercamiento a los terroristas de ETA con la intención de tantear de que modo enfrentarían un posible diálogo. La persona encargada de estos primeros contactos fue el entonces Comandante de la Guardia Civil D. Enrique Rodríguez Galindo, este se reunió en Andorra ese mismo 1984 con el que entonces era líder de ETA, Domingo Iturbe Abasolo (alias Txomin). Esta primera reunión se repetiría más tarde con dos agentes del CESID, actual CNI, y el jesuita D. José María Patiño.
Tras estos primeros contactos el Ministro del Interior D. José Barrionuevo hace pública una oferta de diálogo en la que ofrece la reinserción a aquellos terroristas que entregasen las armas y declarasen acatar la Constitución. Ante esta oferta la respuesta inmediata de ETA es afirmativa, mostrando su disposición a negociar.
Pero habrían de pasar unos años hasta que estas negociaciones tomasen forma.
En 1986 Txomin es detenido en un control policial en el sur de Francia, siendo deportado a Gabón, desde donde llegaría Argelia. Txomin resultó ser el interlocutor que señaló ETA para defender su posición en las negociaciones.
En los meses siguientes algunos dirigentes del partido socialista como D. Rafael Vera y D. Alfonso Guerra trataron con las autoridades argelinas con el fin de que mediasen con los terroristas etarras, no olvidar que ETA disponía en ese país norteafricano de campos de entrenamiento y una fuerte cobertura.
El gobierno señaló como representación gubernamental para la siguiente reunión al entonces Director General de la Policía D. Julián San Cristóbal y al comisario asesor del ministro Sr. Barrionuevo D. Manuel Ballesteros. ETA pidió que Eugenio Etxebeste “Antxon” se sumase al diálogo, “Txomin” había muerto en Argelia en accidente automovilístico. En este momento el gobierno exigió que la banda terrorista declarase un “alto el fuego” para que pudiesen seguir adelante las negociaciones.
Después de aquella reunión se detiene en Madrid a un comando etarra, y el 19 de Junio se lleva a cabo el gravísimo atentado de Hipercor en Barcelona.
Pese a la gravedad extrema del atentado de Hipercor y a la tremenda huella de dolor con que se vio golpeada la sociedad española, o precisamente debido a ello, se produce el 10 de Agosto de ese mismo año, 1987, una nueva reunión. En esta reunión los negociadores por parte del estado Español son el comisario D. Manuel Ballesteros y el comisario D. Jesús Martínez Torres. En esta reunión “Antxon” se niega en redondo a negociar con policías. Tras esto, el 11 de Diciembre la banda terrorista lleva a cabo el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en el cual mueren 11 personas. Tras esta nueva acción criminal el Sr. Vera viaja a Argelia para comunicar a las autoridades de aquel país que mientras que ETA continúe asesinando el gobierno no prolongará las negociaciones.
Cuando el Sr. Corcuera sustituye en la cartera de Interior al Sr. Barrionuevo comunica en el Congreso que se podría de nuevo hablar con ETA.
El 8 de Enero de 1989 la banda terrorista anuncia el comienzo de un “alto el f uego”, y el día 14 de ese mismo año se reanudan las conversaciones en Argelia al más alto nivel. Una delegación integrada por los señores Corcuera, Vera y el Sr. D. Juan Manuel Eguiagaray, delegado del gobierno en Murcia, viajan al país norteafricano. Esta delegación gubernamental del más alto nivel se entrevistó con la que representaba a la banda terrorista. La delegación terrorista estaba compuesta por “Antxon”, Ignacio Aracama Mendia, Belén González Peñalba “Carmen” y “Makario”. Estos últimos miembros del comando Madrid.
La delegación gubernamental que presidía el Sr. Vera señaló: “Hemos venido a comprobar si son ciertas las ofertas para acabar con la violencia”.
Pide que como muestra de la certidumbre de la oferta de ETA declare una tregua de 2 meses, la tregua no se declara, las negociaciones van muy mal. El 7 de Abril los terroristas atentan nuevamente, con lo que el gobierno declara en un comunicado que da por finalizado el diálogo.
Años después, concretamente una década más tarde, será el gobierno presidido por el Sr. José María Aznar López el que de nuevo entre en contacto con los terroristas de ETA, aunque según parece, en este caso los contactos no pasaron de una mera comprobación de intenciones.
El grupo terrorista instó al gobierno español a negociar para acabar lo que ellos denominan “lucha armada”.
Este episodio hay que enmarcarlo en una situación en la cual ETA estaba siendo fuertemente debilitada por la actuación policial ya que sufría fuertes golpes de las fuerzas de seguridad del Estado.
En esta situación la banda declaró la conocida como “tregua trampa” que tan solo sirvió para rearmarse y reorganizar una estructura realmente tocada en sus aparatos “militar”, de propaganda , económico e internacional.
Los datos que hay sobre esta toma de contacto resultan muy escasos, tan solo se pueden dar las siguientes referencias:
Las primeras comunicaciones se realizaron el 19 de Mayo del año 1998, recibiendo autorización del entonces Presidente del Gobierno Sr D. José María Aznar para que se llevasen adelante los contactos el 3 de Noviembre de ese mismo 1988.
Los que compusieron la delegación gubernamental fueron el Sr. Zarzalejos, D. Ricardo Martí Fluxá y el Sr. Arriola. Por parte de ETA estuvo presente Albizu (Alias Antza). Parece que medió , aunque después fue desmentido, el entonces obispo de Zamora y hoy de Bilbao. Monseñor J. Mª Uriarte.
El proceso de los contactos se desarrolló de modo secreto en un desconocido país desconocido centroeuropeo, en un principio se señaló que se trataba de Bélgica, aunque esto fue desmentido posteriormente.
Según parece, en principio la intención era tratar de comprobar hasta que punto era auténtico el interés de ETA por dejar la “lucha armada” y de abandonar las armas. Al poco del comienzo de los contactos se evidenció que la pretensión de la banda únicamente era lograr una serie de beneficios penitenciarios para sus presos a la par que conseguir algunas de las reivindicaciones que se incluían en la alternativa KAS.
Cuando se comprobó que no existía propósito alguno por parte de los terroristas de dejar su actividad y entregar las armas se interrumpieron los contactos. Realmente no hubo lo que se puede llamar negociación propiamente dicha.
La última ocurrencia, por ahora, en lo que se refiere a la negociación con ETA se está desarrollando en la actualidad, cuando está ocupando la Presidencia del Gobierno el Sr. Rodríguez Zapatero. En este episodio del que aún no podemos presentar los nombres de aquellos que participan en las negociaciones ni los lugares donde se desarrollaron las reuniones, se ha seguido una trayectoria bastante similar a lo que hemos visto anteriormente en otras negociaciones. Por un lado nos encontramos con un momento de debilidad de la banda terrorista en la que la actuación policial, judicial y la posición política de los gobernantes la habían debilitado seriamente. Nos encontramos también con una situación en la cual el partido en el gobierno, el socialista en este caso, necesita de un elemento para garantizarse el ganar la próximas elecciones generales y asegurar así su continuidad en el gobierno de la Nación.
En primer lugar, el gobierno sometió al dictamen del Congreso de los Diputados el iniciar contactos con ETA. Este aprobó el susodicho inicio, y tras ello comenzaron los contactos, aunque seguramente habían comenzado ya con anterioridad.
Las conversaciones resultaron en un primer momento infructuosas dado que las exigencias de ETA, que eran maximalistas, chocaron con la imposibilidad que el gobierno tenía de satisfacer todas esas demandas que la banda terrorista hacía. Llegó un momento en el cual el grupo terrorista comunicó que daba la impresión que las negociaciones se encontraban estancadas. El Sr. Presidente del Gobierno afirmó en un mitin del PSOE que se estaba en el buen camino y que el día siguiente sería mejor que el anterior y mejoraría aún más. Tan solo cuatro días después de esa aseveración la banda terrorista hizo detonar un explosivo de aproximadamente 500 Kg. en la terminal 4 del aeropuerto internacional Madrid-Barajas con el resultado de dos muertos. Tras esta demostración, verdadero chantaje, lejos de romper endurecer la postura gubernamental persisten en la permisión de las ruedas de prensa de HB y el gobierno claudica ante el chantaje que el etarra preso De Juana Chao lanza al iniciar una huelga de hambre por la que exige su liberación y poder regresar a Vascongadas.
El gobierno socialista le concede el segundo grado, permite que cumpla los tres años en su casa y le traslada a un hospital de San Sebastián para que se recupere de la huelga de hambre que había iniciado.
Un tema que ETA desde sus inicios ha considerado como innegociable, la anexión de Navarra, no ha sido tenido una contestación clara por parte del gobierno actual a pesar de las afirmaciones de HB afirmando que sin Navarra no habría nada.
Tras esta enumeración de negociaciones y contactos ha de quedar diametralmente claro algo que la experiencia que ellas nos aportan, nos señala de un modo indubitable que la negociación resulta algo que no se puede considerar efectivo. Si por alguna razón no se consideraron válidas las razones que en artículos anteriores se han señalado al menos el básico sistema de ensayo-error debiera servir para constatar lo inútil e incluso contraproducente de negociar con los terroristas.
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