Si no era suficiente la persecución descarada que el gobierno socialista ha llevado y lleva a cabo contra la basílica del Valle de los Caídos y el griterío anticatólico de los de siempre,nos encontramos ahora con que el Santo Padre Benedicto XVI no ha visitado finalmente, aunque era su intención, la basílica . El cardenal Rouco se ha negado de manera categórica a que el Pontífice realizase esa visita e incluso ha impedido que la escolanía del Valle cantase en algún acto de la JMJ. Para justificar semejante actitud se han aducido razones de oportunidad política.
¿Pero como es posible que se quiera transigir en nada con un gobierno que ha perseguido a los católicos en el Valle impidiéndoles asistir a la Santa Misa dentro de la Basílica, con un gobierno que ha legalizado el aborto considerándolo un derecho, que planea legalizar la eutanasia, que ha dado carta de naturaleza legal al "matrimonio" entre personas del mismo sexo, con un gobierno que utiliza la televisión pública para hacer mofa del cristianismo y de los cristianos, y un largo etcétera de ofensas?
La Iglesia católica, una sustancial parte de su jerarquía, ha mostrado apoyo a la comunidad benedictina de aquella basílica: Basta con señalar las visitas del obispo de Ávila o las dos visitas realizada recientemente por el nuncio.
Pero la cobardía que se disfraza bajo un manto de prudencia, lleva a que una parte de los fieles católicos se sientan abandonados por sus pastores, y lo que es peor si cabe,que la población toda se encuentre a merced de los mensajes anticatólicos a causa de que los pastores no cumplen con su obligación de adoctrinar en la verdadera fe y de iluminar el camino por el que ha de transitar tanto católico que se siente huérfano de una Luz clara que marque el camino en en este momento histórico.
La Iglesia en España no podrá salir del tremendo bache que atraviesa desde hace más de treinta años si no se afirma completamente en los derechos divinos, si no habla de su destino, de una catolicidad que proponga el reinado social de Cristo. Continuar por la vía de la componenda y del buscar no enfrentarse nunca con el poder lleva a la derrota de la Iglesia.
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